La película empieza en la década de 1950, con unos chicos aterrorizados jugando al esotérico juego “Midnight Man”. La acción salta al presente, en el mismo caserón, donde una adolescente cuida a su abuela levemente demente. La chica encuentra una caja con algo parecido a un juego. De ahí a que, junto a un par de amigos, vuelvan a convocar al Midnight Man, hay un solo paso.
Más allá de la incoherente premisa argumental, la película –emake de un film irlandés de 2013- consigue involucrar al espectador en una interminable serie de situaciones intensas y genuinamente terroríficas.
En ese sentido la fotografía y en especial la dirección de arte ayudan a disimular el hecho de que prácticamente toda la película transcurre durante una sola noche, y siempre en el mismo caserón, por suerte lleno de recovecos y objetos atemorizantes.
Igual que en los buenos viejos tiempos de la serie “Invasión V”, Robert Englund -es decir, Freddy Krueger- tiene la oportunidad de interpretar a buen tipo, algo asi como un Val Helsing archienemigo del Midnight Man. Su aparición ayuda a que este producto desparejo no decepcione del todo a los fans del género.