Demonio de Medianoche: Un Jumanji sangriento.
Un juego predecible, quizá una película olvidable, pero con un ente maligno interesante, algunos buenos efectos y con las leyendas Lin Shaye y Robert Englund.
Comienza con un niño y dos niñas jugando un juego tenebroso que involucra a un ente y algunas reglas. Como todas las reglas, éstas se rompen, lo cual genera que solo una niña, Anna, sobreviva. Muchos años más tarde, en la actualidad, esa niña se convierte en la abuela Anna interpretada por la super conocida Lin Shaye (Insidious, Dead End) quién está excelente demostrando que deja todo para el papel que tenga, generando sobresaltos tremendos.
También conocemos a Alex (Gabrielle Haugh) su nieta que la debe cuidar. Junto a su amigo Miles (Grayson Gabriel) que la va a visitar, ella encuentra ese juego tenebroso del pasado. Entonces conocemos más a fondo las reglas. Desde escribir tú nombre en un papel, que el juego comience a la medianoche, otra es que hay que apagar las luces y prender una vela. Entre otros detalles bastante interesantes. Ellos deberán enfrentar a su miedos y esperar hasta cierta hora para saber quién ganará, si ellos o El Hombre de la Medianoche.
El director Travis Zariwny, quien trabajó en muchas películas como diseñador de producción, o en el departamento de cámaras, entrega una película predecible, con algunos sustos y buenos efectos sangrientos. Con un guion de él para nada destacado, basado en otro film de Rob Kennedy. Lo más interesante es el malvado “Midnight Man”, hombre de medianoche, que atormenta a los jóvenes.
Lo malogrado es la forma en que estos dos personajes, Alex y Miles, se involucran al juego sin ningún cuestionamiento, luego de ver a la abuela Anna asustadísima porque lo abrieron. Teniendo solo como excusa que están aburridos y sin televisión.
Ellos básicamente son el punto más flojo de la película. Las actuaciones parecen tiesas, como dos jóvenes sin mucha inteligencia, que ni siquiera conocen las Creepypastas pero no tienen ningún problema de jugar a algo que involucra sangre y una serie de extraños pasos a seguir. Hasta que llega la tercera, Kelly (Emily Haine, quizá la tengan de la serie de Fargo), la chica más informada sobre el asunto que intentará ayudarlos tanto a ellos como al avance de la película.
El guion, que parece un primer borrador sin pulir, no ayuda para nada con las acciones de Alex y Miles que retrasan la urgencia que debería tener la historia en ciertos momentos. Incomodan y entorpecen el desarrollo de una trama atrapante, pero no descollante. El diálogo con su ritmo apaciguado hace que los jump scares sean bastante efectivos con ese cambio de ritmo. Pero a veces resulta tedioso al tratar de otorgar información sobre el ente maligno en medio de una situación riesgosa, como cuando aparece Robert Englund interpretando al Dr. Harding. Fallando la estructura del guion, con muy poco interés en el desarrollo de personajes y que parece servir solo para posibles futuras entregas de este monstruo aterrorizando a jóvenes.
Lo mejor son las muertes, las trampas que realiza y la forma de comunicarse y usar los miedos de sus víctimas, que recuerdan obviamente a Freddy Krueger, hasta niveles bizarros.
Pero agradezcamos que las leyendas Englund y Shaye, estos dos alumnos de A Nightmare On Elm Street estuvieron en la película manteniéndola entretenida cuando ellos estaban en pantalla.
Una película olvidable pero en el fondo, ¿querible?.