Una criatura ancestral aterroriza a un aislado pueblo de Oregón, y una maestra de escuela secundaria, junto a su hermano, serán parte del mito o terminarán consumidos por éste.
James Wan regresa al terror de la mejor forma posible, con giros en la trama que pueden tanto sorprender como decepcionar.
La secuela de la película de terror Candyman (1992) regresa al ahora aburguesado vecindario de Chicago donde comenzó la leyenda. Habrá una sección sin spoilers y otra con spoilers porque esta película da para el debate.
Con un recorrido con la cámara por dentro del lugar, apreciamos esta funeraria con habitaciones arruinadas, sin vida, en contraste con otras amuebladas, con trofeos y una buena televisión. Este lugar es el negocio de Bernardo: una funeraria. Allí él, con su pareja y una hijastra, conviven con ataúdes, coronas y extrañas presencias. Con esta buena ambientación nos adentramos a una película que intenta ser profunda con algún drama familiar más allá de mostrar buenos sustos, pero no llega a impresionar.
M. Night Shyamalan regresa con una película basada en una novela gráfica que podría haber sido mucho mejor de lo que es. Las obras cinematográficas de M. Night Shyamalan siempre consiguen obtener un público fiel que le interesa una historia innovadora. Que no quieren pensar mucho y solo disfrutar el clásico entretenido thriller del director que prometió y nunca cumplió. Pero no logra escapar de las fuertes críticas. Más aun cuando se mete en films que intentan tocar algo profundo, pero nunca llegan, o cuando algo científico o “sin mucha explicación” como en The Happening (2008) sucede. Por suerte este film, Old (Viejos-2021) no llega al bajo nivel de aquella, pero si deja mucho que desear. Esta película estrenada en pandemia trata sobre una familia que se va de vacaciones y descubren una playa alejada de todo. En este lugar rodeado de piedras de gran altura y acantilados sucede algo muy extraño, ellos empiezan a envejecer. Básicamente esta película ya es spoileada desde los tráilers y la forma de venderla. SIN SPOILERS Para comenzar vale decir que hay varios errores narrativos que posiblemente no sean tan apreciados por el espectador común, porque la trama resulta original y atrapante y a veces quedará como «no le busques el pelo al huevo». Es decir, a veces con un tipo de trama que involucra un dato científico vinculado al paso del tiempo, es solo una excusa para mostrar algo intrigante y profundo. Una profundidad que se alcanza muy pocas veces. Porque las preguntas surgen apenas revelan el gancho del film, y por desgracia no se obtienen buenas respuestas. Siendo Glass (2019) la última película dirigida por M. Night Shyamalan ahora decide volver a una historia quizá más pequeña, con pocas locaciones y muchos personajes. Al principio ya comienza mal con ciertas actuaciones mal elegidas. Gael García Bernal transmite de forma casual a un simple hombre que justamente se llama “Guy”, como si no fuera más que un sujeto al que le pasan cosas. Además, puede llegar a recordar al personaje John Leguizamo en “The Happening” con sus insoportables estadísticas. Un desacierto fue Vicky Krieps que no llega a contagiarnos ese drama y desesperación que seguramente obtendríamos si vemos los que pasa. Los niños al principio entregan un potencial que recuerda a The Visit (2015) un buen thriller del mismo director. Aunque esto decaiga debido a la excusa dramática. Otras actrices como Abbey Lee (Chrystal) que hace de la típica esposa fanática de la belleza y verse bien, o las actrices que hacen de la pequeña Maddox, hija de la familia que se va de vacaciones, entregan buenos papeles. Además del conocido Alex Wolff (Hereditary). Todos son personajes que ya hemos visto pero con una vueltita interesante, como el cirujano creído, pero con problemas mentales, o una psicóloga social con un problema de salud. Aunque de lo más irritante es el cómo se presentan y dicen “yo soy esto y hagamos esto”, en vez de solo hacerlo y que nosotros identifiquemos que son. Muchas veces dicen lo que hacen, algo completamente innecesario y de un primer borrador de guion. El film es una gran idea adaptada de una novela gráfica del 2010 del escritor Pierre Oscar Lévy y el artista Frederik Peeters llamada Sandcastle. El director explicó en una entrevista que el libro le dio una oportunidad de superar muchas de las ansiedades que tenía en torno a la muerte y del envejecimiento de sus padres. Desgraciadamente ese toque personal y sentimental nunca golpea al espectador. Con ciertas sobrexplotaciones o escenas repetidas que vuelven a explicar algo que ya estamos viendo y vimos escenas anteriores, cansan y hasta alteran. Quizá el director solo pretende mostrarnos la inmadurez que ciertas personas adultas tienen, a veces tratándonos como niños que no sabemos entender y por eso repite la información. Nunca llega a ser profundo el film y solo se queda en el cliché del “paso del tiempo”, aunque con una buena resolución final a nivel de trama. Con respecto a la zona de playa y que todo suceda de día le quita ese tono tétrico que podría llegar a tener. Lo alarmante a veces no se siente. No consigue ser Picnic at Hanging Rock (1975). De todas formas, vale rescatar algunos fundidos encadenados del director junto a unos paneos de la cámara en medio de los personajes, que nos integran a la confusión de la situación. Además de momentos tétricos y cercanos al horror como aquello que hace referencia al calcio o un bebe recién nacido. Otra vez Shyamalan cae en el ser humano contra la fuerza de la naturaleza, y esto no le sale muy bien. No son aliens, ni un pueblo, ni fantasmas. Es como “el viento” que mata a gente, salvo que en este caso es el lugar que envejece a la gente. Una buena idea, mal implementada. Este film puede ser totalmente más disfrutable si es encontrado en el cable o visto en alguna parte sin saber de qué trata. Así que por eso ahora se viene la zona de spoilers. CON SPOILERS Todo pasa en poco tiempo. Un día puede equivaler toda una vida. Por eso cada uno va muriendo de alguna u otra forma. Pero esta trama está llena de huecos narrativos y equivocaciones. En un momento se explica que, a pesar del rápido envejecimiento, el cabello y las uñas no crecen, ya que se componen de material muerto, sin embargo, el niño hijo de la familia, Trent, desarrolla el crecimiento de la barba y otros vellos corporales cuando pasa de 6 años a la edad adulta. No hay congruencias en términos de la ropa que usan desde que son niños hasta que crecen. O con respecto a las infecciones. O con el personaje Mid-Size Sedan que vemos en una escena de noche y al día siguiente se ve igual. ¿No envejeció? Y si en unos minutos ya pasan bastantes semanas u horas o meses, no se los ve comer demasiado. Solo a veces. Existe una de las muertes que tranquilamente podría haber sido mucho más shockeante y pasa bastante desapercibida. Sea por el tono y el ritmo el cual es manejado. Hacia el final, cuando la emoción está por llegar, casi alcanza a tocar nuestros corazones cuando la vejez de los padres llega. La mala visión y audición. Que es casi arruinada por la típica pelea de esposos. Por lo que vemos hay varios huecos y equivocaciones que pueden llegar desconcentrar al que presta atención. Con una explicación final satisfactoria, este último film de M. Night Shyamalan trae consigo algo innovador con buenos maquillajes y desenlace, pero sin llegar a emocionar. Pura trama (que encima tiene huecos) sin corazón, como un reloj (de arena) que solo cumple su trabajo de hacernos pasar el tiempo sin dejarnos más que eso.
El racismo, la violencia y las armas abundan en Texas, donde sucede la película. Y la Purga ya no es solo una noche… es para siempre.
La nominada a 6 Premios Oscar mantiene un gran nivel gracias a dos de las mejores actuaciones del año con Daniel Kaluuya y LaKeith Stanfield al mando. Esta película sirve como un drama biográfico de ficción, con momentos dramáticos y fervientes discursos subversivos que dan vida a una historia verídica y a un testimonio de un documental bien informado, que realmente existió, como fue la docuserie Eyes on the Prize (1987), de la cual Judas and the Black Messiah saca algunos fragmentos.
Los Rostros del Diablo: Se parecen mucho entre sí. Una película de Corea del Sur sobre exorcismos, posesiones y sin mucha originalidad al igual que este subtítulo. Desde la primera escena podemos predecir que veremos una película de exorcismos bastante básica. Las casi dos horas del film traen consigo poca originalidad, contándonos la típica historia de un espíritu maligno que se infiltra en una familia poniendo a una familia en peligro. Los diálogos carecen de corazón como si el diablo hubiese calcinado las personalidades de los personajes. El esposo que trabaja y sonríe demasiado. La madre quejosa, la hija buena y la hija malhumorada, junto al más pequeño de todos dándole esa inocencia que necesita cualquier película de terror sin una buena idea. Además del cura que intentó exorcizar, a la quizá mejor actriz de la película, tiene un vínculo con esta familia. Él termina siendo el que quiere renunciar a la Fe. Qué sorpresa ¿No? Por otro lado, si le ven cara conocida al personaje llamado Sun woo es porque la actriz Kim Hye-Jun interpretó a la reina en la serie de Netflix llamada Kingdom, haciendo que resalte mucho más su papel de aquella. Por momentos la película parece filmada como si fuera una serie asiática, con mucha más luz que el género necesita. De todas formas hemos aprendido (como por ejemplo con Midsommar – 2019) que no toda película de terror necesita estar en un tono apagado o sombrío para generar temor o incomodidad. Pero en este estilo de película la oscuridad en ciertos lugares debería estar más presente. Junto a los encuadres, además de actores poco creíbles, las escenas se convierten en algo evidente y aburrido de ver. Como por ejemplo en un día lluvioso el padre entra a un lugar lleno de cruces al revés que está más iluminado que el exterior. Pareciera que el director intentara mostrar los efectos y el maquillaje más que generar un ambiente terrorífico. Hasta los sueños que deberían ser espeluznantes están más iluminados que la noche en sí. Sin embargo los efectos especiales (Sólo algunos) más la puesta en escena serían lo más destacable, con cruces, animales muertos, entre otras cosas. Pero hasta ahí nomás, porque la casa no fue utilizada al máximo. Cuando todo comienza a empeorar dramáticamente la película da señales de vida, pero la forma en cómo trabaja el espíritu maligno influyendo en los personajes resulta dudoso. No nos genera interés ni odio en algún familiar. Siendo las dos horas de duración de la película predecibles, sin nada nuevo que traiga al plano del terror. El director Hong-seon Kim nos trajo una historia vacía sin plantear un drama familiar, o interno, más que la redención del cura que queda incrustada en un horrible e innecesario cambio de iluminación a blanco y negro. Básicamente la película al no tener originalidad en la historia, o un buen manejo de cámara, resulta artificial. Salvando pocos momentos de la cinta, el film parece poseído por el mal genio de falta de personalidad.
Los Caballeros: Volvió Guy Ritchie. El director británico vuelve a dirigir mafiosos, personajes excéntricos y una interesante y laberíntica trama. Desde el principio vemos que Guy Ritchie quiere volver a sus comienzos de mafiosos y negocios delictivos. En este caso un estadounidense intenta vender su altamente rentable imperio de marihuana en, ¿dónde más sino?, que en Londres, donde quieren robarle todo su poderío provocando conspiraciones, tramas enmarañadas, sobornos y chantaje como solo Guy Ritchie podría mostrar. Con voz en off y esa clara sobre explicación y presentación de personajes del estilo del director, comienza este film The Gentlemen (2019) presentándonos un gran elenco desde Matthew McConaughey, Hugh Grant, Charlie Hunnam, Michelle Dockery, Jeremy Strong hasta un magnífico Colin Farrell. Guy Ritchie tuvo dos grandes películas en sus comienzos como Lock & Stock (1998) y Snatch (2000) en donde contaba los entramados problemas de delincuentes vendedores de marihuana, de apuestas ilegales y muchos más. Traía consigo un estilo rápido, de mucha voz en off, presentación de personajes y alguna pizca de cómics. En Los Caballeros (2019) vuelve a eso pero con un estilo mucho más maduro, sobrio, serio y por momentos aburrido, lo que lleva a un poco menos de originalidad y regocijo a comparación de aquellos films. Pero lo interesante es que se burla de eso, usando aquellas técnicas narrativas como un juego, ya que la mayor parte del film consiste en el personaje de Hugh Grant (Fletcher) contándole a Ray (Charlie Hunnam) lo que pasó y pasará. La sobre explicación y uso de la voz en off siempre es algo a tener cuidado en la narrativa, debido a que es el recurso que tienen los guionistas para aclarar ciertos aspectos de la trama, pero al ser usado excesivamente puede ser perjudicial y molesto para el espectador. Además, a veces, puede servir para abaratar costos. En este caso Ritchie tiene más dinero que en el año 2000 y en vez de presentar a personajes solamente con voz en off, los muestra en acciones, algunas vulgares y otras entretenidas. Asimismo el no presentar directamente a los personajes, con sólo monólogos, le entrega ese toque enigmático a la trama que permite que se extienda a lo largo del film. Algo seguro es que Ritchie parece haber disfrutado hacer este film mucho más que sus anteriores obras como King Arthur: Legend of the Sword (2017) o Aladdín (2019). Este The Gentlemen parece ser el hijo de la mezcla entre sus películas de The Man from U.N.C.L.E. (2015) y RocknRolla (2008) por ese estilo limpio al mostrar la criminalidad, con su Snatch (2000) y la cantidad de personajes envueltos en la trama. Cualquier fanático o acérrimo espectador de Ritchie encontrará esas referencias evidentes, desde el judío, el ruso, la plantación de marihuana, entre otras cosas. Dejando un poco del lado esos cortes convulsionantes llenos de velocidad, entregando una obra bastante lenta pero bien contada. Clásico estilo inglés. Como siempre lo que le da vida a la película de Ritchie son los personajes inolvidables que aparecen en el medio, en este caso es El Coach de Colin Farrell, con ese acento cerrado y rápido que te genera risas y entretenimiento absoluto. Él y los jóvenes que entrena, serán una parte clave de la trama, teniendo cámaras GoPro incorporadas en los personajes entregando los momentos más divertidos del film. Ellos sí merecen un spin off. La música, algo vital en las obras de Ritchie, está ahí pero no sobresale, al igual que la moderada fotografía y su falta de originalidad en algunos momentos humorísticos. El film es como si Guy Ritchie intentase llegar a un público más actual, el de Sherlock Holmes: A Game of Shadows (2011), con algo más de su estilo y autoría. Hay personajes entretenidos, pero al protagonista le falta más capas y corazón. Lo que lo hace entretenido es la forma de contarla y el metalenguaje que utiliza por momentos con su forma de dirigir y narrar. El film pide una secuela, sea en broma o no. Algo que podría ser comparado con, por ejemplo, Martin Scorsese haciendo un film como The Irishman (2019) que habla del final, de que el círculo cierra, con respecto a los mafiosos clásicos de él. Por otro lado está Guy Ritchie, que en vez de cerrar dichos mafiosos/gangsters intenta revivirlos, «modernizarlos» y a veces se notan esos momentos forzados. Siendo atractiva por momentos, al principio ingerís un poco de espuma con su sobre explicación de la situación, para luego saborear esa cerveza helada y quedarte con ese sabor amargo y placentero hacia el final que cualquier fan de Guy Ritchie puede soportar. Aun así quedando algo desairada por momentos con su estilo más mesurado y elegante que por momentos le calza bien a Ritchie.
Sumergidos: Tragedia bajo el agua. El gran director Thomas Vinterberg trae a pantalla grande este thriller dramático con una bella y trágica historia real sobre un submarino ruso, Kursk K-141. Hay historias verdaderas que merecen ser contadas. Sean muy tristes, o no, son dignas de estar en pantalla grande. Kursk o Sumergidos, es un gran ejemplo. Cuenta la historia de la tragedia del submarino nuclear de la armada Rusa, Kursk K-141 en el año 2000 y la negligencia gubernamental que siguió. Sinceramente si el espectador ve la película sin tener ninguna información sobre lo que pasó, apreciará mucho mejor ciertas secuencias del film. Como varias películas de este estilo de tragedia, rescate y resolución, vemos ambos puntos de vista desde los marineros que luchan por sobrevivir y por otro lado, sus familias que desesperadamente intentan sobrepasar los obstáculos políticos Aunque esta última perspectiva es menos impactante que la otra. Al conocer al gran director que está a cargo de esta película, el nivel sube mucho. Thomas Vinterberg trajo The Hunt y Festen en el pasado. Y en este caso logra entretener pero de forma intermitente. Empieza muy bien, presentándonos a los marineros en un casamiento a lo The Godfather. ¿Qué mejor forma de presentar a personas felices y divirtiéndose que en un casamiento? Esto ayuda mucho a interesarnos en estos personajes. Además el director utiliza algo técnico muy interesante relacionado al formato, utilizando 1.66:1 en algunas escenas, siendo el estándar de formato panorámico en Europa tiempo atrás, pero luego la pantalla se agranda en un bellísima escena en donde el submarino se sumerge, mostrándonos 2.39:1 siendo lo más común en estos tiempos para mostrarnos exteriores y grandes espacios. Las caras conocidas en el elenco ayudan mantener el interés de la película en sus casi 2 horas de duración. Desde Matthias Schoenaerts y Léa Seydoux, con la aparición de Colin Firth, y más tarde Max von Sydow, como también August Diehl, Peter Simonischek y una de las últimas películas de Michael Nyqvist antes de fallecer en 2017. La historia por sí misma se sostiene, con un buen guion de Robert Rodat (Saving Private Ryan, The Patriot) basado en un libro de Robert Moore. Además de tener una bella fotografía de Anthony Dod Mantle (Slumdog Millionaire, 127 hours, Antichrist) tanto fuera como debajo del agua, con situaciones que hará faltar el aire al espectador. Pero también existen escenas quizá innecesarias, solo para utilizar a algunos actores de renombre, que aún así salvan cualquier situación. Lo mejor pasa debajo del agua, con efectos y la esencia del thriller que brilla en todo el submarino. Te llegas a encariñar con los personajes gracias a esa primera secuencia, pero a la vez la película parece, por momentos, distraerse de lo que cuenta. Al igual que los políticos pareciera que no le dan la importancia a lo que realmente pasa. Algo que podemos sentirnos identificados con lo que pasó con el ARA San Juan en Argentina. Al no ser algo que sea común de representar en Hollywood, me refiero a historias rusas, es probable que esta película no tenga mucha distribución. Como por ejemplo llegar muy tarde a estrenarse a la Argentina. Pero sin lugar a dudas vale la pena ver este film en los cines, con buen sonido y una hermosa imagen.