Alex vive en una antigua mansión donde cuida a su abuela, Anna, quien padece una enfermedad mental. Mientras busca un espejo de su abuela, Alex y su amigo Miles encuentran una caja en el ático. Con gran curiosidad la abren, sólo para descubrir un juego dentro. Los dos deciden jugarlo y seguir las reglas leyéndolas en voz alto. Pero el juego no es una broma, pues han despertado a un demonio que vuelve realidad sus peores miedos.
Que lastima cuando te encontras con una película que podría haber sido buena pero que por distintos motivos termina siendo una más del montón.
Este es el caso de Demonio de medianoche, una película de terror que ofrece uno niveles de producción superiores a la media, que aprovecha la única locación donde transcurre su historia, que cuenta con una dirección de fotografía que explota bien la oscuridad de los lugares y que además tiene a Robert Englund(Freddy Krueger) y Lin Shaye (la anciana de Insidious) dando cátedra sobre como volver aterradores a sus personajes. Como detalle de color ambos actuaron en la original Nightmare on elm Street de Wes Craven.
La culpa tal vez sea de su director Travis Zariwny, director de esa remake sin sentido que fue Cabin Fever (2016) quien no sabe cómo volver interesante su premisa y que tira la carne al asador desde el minuto uno. El villano es presentando como si se tratara de una secuela y no de una primera vez, y Zariwny en su incompetencia no sabe cómo administrar la información para volver interesante a su personaje. Para peor tampoco es que sea digno de una saga como parece pretender el guion escrito a dos manos entre el director y Rob Kennedy. Este demonio de medianoche es una mezcla del Freddy de la remake, el babadook y el Crooked man visto en la segunda parte de El conjuro (2016) pero sin gracia.
Y así como Englund y Shaye demuestran profesionalismo, lo mismo no se puede decir de los protagonistas, Summer Howell Keenan Lehmann quienes no generan ninguna empatía y solo sirven como herramientas para hacer mover la trama. Véase sino las escenas que comparten con los veteranos actores y notaran los desniveles actorales y el mundo de diferencia que hay entre ellos.
Pero con todo esto dicho Demonio de medianoche no empieza mal, de hecho su primera escena presagia que capaz se vea algo decente. Esa primera secuencia tiene suspenso, es intrigante y hasta jugada, tampoco se niega al gore y eso es algo bienvenido ya que este tipo de propuestas tienden a escaparle en favor de un terror psicológico que nunca se logra.
Es una lástima que este nuevo trabajo de Travis Zariwny demuestre la poca importancia con la que se acerca al género. Su prolija puesta en escena, la participación de Englund y Shaye, y su primera secuencia elevan un poco esta película pero tampoco para tanto.