Entretenimiento Autorreferencial
El productor Robert Rodríguez reescribe la primera película de la saga Depredador (Predator, 1987) con escenas casi idénticas al film original, haciendo una suerte de continuación de este film protagonizado en los años ochenta por Arnold Schwarzenegger. Para esta nueva aventura titulada Depredadores (Predators, 2010) contrató a Adrien Brody, otro actor cuyo nombre empieza con A.
Un heterogéneo grupo de asesinos y cazadores cae literalmente en medio de la jungla. En la misma, detectarán una amenaza de índole sobre natural. Los integrantes del grupo serán cazados uno a uno sino deciden atrapar ellos mismos a las criaturas alienígenas.
Hagamos memoria: en el primer filme de la saga Arnold Schwarzenegger comandaba un grupo que se internaba en la selva. Allí se topaban con una fuerza sobre natural que los cazaba uno a uno. El suspenso estaba construido en base a ocultar el origen de la amenaza. El monstruo en cuestión aparece en escena recién avanzada la media hora de película. Lo mismo sucede en la nueva Depredadores. Otra vez la selva, otra vez la amenaza invisible y sobrenatural. Otra vez un líder musculoso cuyo instinto de supervivencia lo salvará.
Aparte de la línea temática, hay un par de escenas muy parecidas. Una es la que encuentra a los miembros del grupo disparando por un largo lapso de tiempo luego de escuchar un sonido proveniente de un lugar no identificado de la selva. Otra es cuando encuentran los cuerpos colgando de los árboles con restos de naves. Y la más clara es la final (no estamos contando el desenlace, sólo una partecita) cuando el personaje de Adrien Brody resurge de su escondite camuflado con barro que recubre todo su cuerpo, así como hiciera Arnold en 1987.
¿Pero qué es lo que salva a Depredadores de ser una mala copia del original? Su leve tono paródico con el cual trata la historia. Parece ser en serio sino prestamos atención a pequeños indicios del relato. Uno es al comienzo. Los personajes caen del cielo como arrojados en paracaídas. Uno se estrella contra el piso y el personaje de Danny Trejo comenta “parece que su paracaídas no se abrió”. Otro es cuando los personajes tratan de comprender el origen del misterio que los acecha. Se destilan comentarios entre los integrantes y uno acota “¿Y si estamos todos muertos?” haciendo alusión a la serie televisiva Lost. Y si ninguna de estas características le justificó la autoreferencialidad con la que la película se maneja, sólo tiene que escuchar la música de los títulos de crédito contrastando cierta seriedad del final del film.
Gracias a este tono burlón, Depredadores avisa que no hay que tomarse demasiado en serio lo que sucede en la historia. Estamos ante un entretenimiento pochoclero y pasatista que, de paso, recuerda a los orígenes de la saga.