REPETICIÓN LIGERAMENTE EFECTIVA
Con Buscando… y su pequeño éxito, Hollywood encontró, un poco de la nada, una potencial franquicia, con costo bajo y resultados financieros óptimos, además de una estructura narrativa y estética que puede renovarse, aunque sea mínimamente, con cada entrega. Por eso el estreno de Desconectada -que es una secuela que no continúa la historia previa- no es para nada sorpresivo, al igual que la repetición de virtudes y defectos.
Esta vez el relato se centra en June (Storm Reid), una joven que nunca pudo superar la ausencia de su padre fallecido cuando ella era todavía una niña y que mantiene una tirante relación con Grace (Nia Long), su madre. Cuando esta última se va de viaje a Colombia con su novio (Ken Leung), le surge la oportunidad de pasar unos cuantos días libres en los que aprovecha para enfiestarse a más no poder. Pero cuando le toca ir a buscar a la pareja al aeropuerto, ellos no aparecen, no hay forma de contactarlos y no hay rastro visible de ellos. A partir de ahí, June comenzará el procedimiento ya conocido gracias a Buscando…: una búsqueda entre frenética, desesperada y obsesiva a través de todas las herramientas disponibles en línea, incluso a contramano de las agencias de seguridad y con aliados inesperados, narrada a través de dispositivos como celulares y computadoras.
El film de Nicholas D. Johnson y Will Merrick no pretende innovar en demasía, limitándose a narrar a todo galope una historia cuyo componente principal es el suspenso, pero cuyo telón de fondo es un drama materno-filial donde la protagonista, a medida que profundiza su investigación, va destapando secretos bastante dolorosos. En eso, Desconectada también se parece a Buscando…, aunque el cambio se da desde la perspectiva, ya que esta vez es la mirada sobre el otro que es sacudida es la de la juventud. Lo cierto es que la película, al tener más aceitados los mecanismos formales que se presentaron en su predecesora, consolida una tendencia que permite aproximarse al lenguaje y las vías de comunicación que se manejan en la actualidad: la información se acumula a mil por hora, haciendo incluso interactuar los datos, confundiendo un poco al espectador -y hasta asfixiándolo-, pero también capturando su atención y permitiendo que pasen de largo algunos baches del guión.
En otra coincidencia con Buscando…, la mayor debilidad de Desconectada surge en los minutos finales, donde hay varias resoluciones que fuerzan excesivamente al dispositivo narrativo, haciéndonos preguntar si había necesidad de sostener tan al extremo esa apuesta formal. Eso sí, la película se permite exhibir una mayor autoconsciencia y hasta algo de humor irónico, lo cual le quita solemnidad al drama que plantea. Esto no quita que Desconectada, aún siendo más que aceptable en su diseño y concreción, es un producto limitado y que no tiene mucho nuevo para decir o aportar.