La promesa de Desconocido no es otra que hacernos pasar un buen rato. Dirige el catalán Jaume Collet-Serra, cuyo mejor antecedente de los pocos que tiene es la divertidísima La huérfana. Protagoniza Liam Neeson, que ya se probó con éxito el traje de héroe de acción en Búsqueda implacable y además es un actor de la hostia. Lo secunda un elenco internacional que combina estrellas jóvenes con dinosaurios consagrados y, como si fuera poco, la acción transcurre en una nevada y suntuosa Berlín. Que Intriga internacional, que El hombre que sabía demasiado, que Búsqueda frenética, que la trilogía de Bourne. Sí, todas estas películas pueden ser tomadas como referencias fáciles y certeras. Cine de género en estado puro ¿Qué puede salir mal? Bueno, a decir verdad, varias cosas.
El doctor Martin Harris (Neeson) llega a la capital alemana con su esposa (January Jones) para hablar en un importante congreso de biotecnología. Al llegar al hotel, descubre que falta un maletín, por lo que súbitamente decide tomar un taxi de regreso al aeropuerto. En el camino es víctima de un tremendo accidente de tránsito. Luego de pasar cuatro días en coma en el hospital, vuelve al hotel, donde descubre que su mujer no sólo no lo reconoce sino que está junto a un impostor (Aidan Quinn) que tomó su lugar. Solo en esa ciudad extraña, perseguido por una pandilla de asesinos e incapaz de recordar enteramente lo ocurrido, Martin debe averiguar quiénes están detrás del complot, algo que, en última instancia, lo llevará a descubrir quién es él.
Si por un lado Desconocido repite todos los clichés de las películas de acción al pie de la letra (explosiones, piñas, persecuciones de autos) por el otro parece intentar, quizá involuntariamente, un quiebre de cierta verosimilitud genérica, lo cual en este caso dista bastante de ser un rasgo positivo. Al revés de lo que ocurría en Búsqueda implacable, acá los yanquis terminan siendo los malos mientras que para el bando de los buenos juegan una inmigrante rusa ilegal (Diane Kruger), un ex espía de la Stasi (Bruno Ganz) y ¡un príncipe árabe ecologista! De esta manera el guión logra hacerle decir al pobre Ganz frases medio pavotas como “En Alemania nos olvidamos rápido, incluso de que fuimos nazis”. Por suerte él y Frank Langella nos regalan una escena fabulosa cuya calidad excede notablemente la del resto del film. En esta el personaje del segundo se revela como miembro de una especie de organización asesina cuyas actividades se remontan a la Segunda Guerra Mundial. Y sí, pese a todo, hay cosas que nunca cambian en Hollywood. Cuando se trata de Berlín, la nostalgia por la guerra fría resulta inevitable.
Los puntos débiles del relato son numerosos. La memoria del personaje principal parece ser demasiado selectiva –no recuerda bien quién es ni cómo agarrarse a trompadas, pero sí la combinación de un candado–. Por su parte, aquellos que conspiran contra él se quedan con todo lo que le pertenece excepto… el maletín olvidado que contiene su pasaporte y sus documentos personales. No obstante, si se dejan de lado tales inconsistencias, Desconocido tiene sus momentos, y ello se debe principalmente a las sólidas interpretaciones de Neeson y Ganz, a la bella fotografía de Flavio Labiano y a ese increíble plano hitchcockiano de Langella llegando al aeropuerto. En definitiva, queda la sensación de que si se hubiera pulido un poco más, el resultado habría sido otro. Hasta podríamos estar hablando de una muy buena película de acción. No pudo ser.