Todo comienza con el reencuentro entre Ariel Bloch ( Shai Avivi ) y su ex novia Ronit Hilou (Assi Levy ) quienes hace veinte años que se separaron . Ronit le cuenta que tuvieron un hijo llamado Adam que falleció hace algunas semanas en un accidente automovilístico.
A raíz de esta triste noticia Ariel comienza a reconstruir los 19 años de vida de un hijo que no pudo disfrutar (aunque él nunca quiso ser padre por ciertos traumas de su pasado), conoce a su amigo Miki (Ori Laizerouvich) que viene a pedirle dinero, a su profesora Yael (Neta Riskin), de quien estaba enamorado pero ella marcó las diferencias, el director de dicha escuela y una novia que ahora tiene quince años pero estuvieron juntos durante tres años, entre otros personas. Ariel vive momentos intensos, conoce a distintos personajes, que le cuentan hechos penosos, duros y otros agradables y tiernos.
Todo se transforma en una historia tierna, conmovedora, delicada, sombría y poética, con ese padre al que lo invade la nostalgia, que intenta sentir a su hijo a través de distintas situaciones hasta ese encuentro en el cementerio con otro padre que ante otras circunstancias también ha perdido a su hija y juntos intentan darle a estos jóvenes una mejor vida después de la muerte según una ritual oriental, porque a pesar de todo se le puede sonreír a la muerte.