Ni el cielo ni el infierno
Luego de convertirse en uno de los directores más admirados internacionalmente por la trilogía de El señor de los anillos (The Lord of the Rings) y de filmar una remake de King Kong (2005), Peter Jackson ha realizado un film irregular, sí, pero mucho mejor de lo que auguraron las críticas extranjeras.
Adaptación del best-seller The lovely bones, de Alice Sebold, la película cuenta la historia de Suzie Salmon (Saoirse Ronan), una adolescente de clase media asesinada por un asesino serial, su propio vecino. El relato es todo un flash-back narrado por la misma Suzie, desde –como el título local lo indica- su propio cielo.
Aparecen algunos de los tópicos de las películas sobre serial killers. A saber: la pesquisa que lleva a su identificación, la disolución familiar de la víctima (la madre es Rachel Weizs, el padre Mark Wahlberg, la abuela Susan Sarandon), el esbozo de la patética vida cotidiana del victimario (un Stanley Tucci que mete miedo).
Hay una perfecta y justificada reconstrucción de época, dado que la trama policial necesitaba una inteligencia menos sofisticada que la de hoy, ¿qué hubiera pasado si esto sucedía en los tiempos en donde es identificable el ADN de la escena del crimen? Al conocer al asesino desde el comienzo, el relato necesariamente se centra en las primeras vivencias sentimentales de la joven, algunos pasos de comedia en relación a su entorno familiar, y el lento pero fatal acercamiento hacia el asesino. ¿Este entramado funciona bien? Sí y no. Como película de suspenso, hay algunas secuencias muy bien resueltas, con resoluciones estéticas afines al relato que recuerdan a la obra maestra de Jackson: Criaturas Celestiales (Heavenly creatures, 1994). Por ejemplo, la decisión de filmar los momentos de amenaza con una cámara digital, distanciándolos de la vida mundana de Suzie y su posterior cielo. Pero algunos pasajes son más discretos que sugestivos (en la novela Suzie era también violada), discreción que resta espesor dramático y –por lo tanto- pasión.
Mucho se ha escrito sobre la representación (palabra clave) del cielo de Suzie, remarcando que es mostrado de forma banal y estereotipada. En principio, es necesario conjeturar que es la visión del paraíso de una joven de los ’70, con lo cual si la (re)presentación de ese cielo responde a una maniquea y digitalizada versión, no es para ella la misma que podemos imaginar hoy, ni siquiera admitiendo que es “convencional”. El problema no es tanto ese, sino que esta sub-trama atenta –en varios pasajes- contra la fluidez del relato de forma integral, que logra sostenerse por su apartado amoroso.
Más atendible resulta la apreciación del film como sentimentalista y de dudosa moral, pero nuevamente hay un reparo. Si la resolución de la vida de todos los personajes esconde –peligrosamente- la idea de olvido y no de superación, no deja de ser cierto que es afín a la resolución dramática del personaje de Suzie, quien relata el film y –por ende- impone una visión moral de lo que le ha ocurrido.
Sin ser un film perfecto, Desde mi cielo (The Lovely Bones, 2009) logra emocionar y mostrar que Jackson es un director osado, que aún tiene mucho para decir. Aquí no ha llegado a mostrar su potencial, pero un Peter Jackson menor es –aún- garantía de buen cine.