El Señor de los desaciertos
Peter Jackson es, sin duda, uno de los mejores directores contemporáneos. Su interesante filmografía, que incluye excelentes películas como Criaturas celestiales y Muertos de miedo, hizo cumbre con la aclamada adaptación de la saga de Tolkien, El Señor de los Anillos, la cual le aseguró al realizador su propio capítulo en la historia del cine.
¿Qué quisiste hacer Peter? Es muy fácil hablar desde la comodidad de un sillón y decir que la nueva película del neocelandés pierde temprano su norte y deambula por aguas turbias. La novela The Lovely Bones de Alice Sebold fue catalogada rápidamente como una historia “infilmable”. A pesar de esto, Jackson se le animó a la propuesta y el resultado es un film colmado de inconsistencias.
La película narra la historia de Susie Salmon, una niña que se presenta contándonos que fue asesinada a los catorce años y de cómo, desde su limbo surrealista plagado de efectos hechos por computadora (por momentos atractivo y en otros muy absurdo) observa los quehaceres de su familia y su asesino. Los primeros cuarenta minutos del film (hasta que Susie desaparece), son correctos; la propuesta entretiene y es llevadera. Después, los guionistas dejan de lado cualquier idea de que la película siga una línea narrativa y todo se va a pique. Se abren historias paralelas alrededor de la familia, sin ningún tipo de justificación ni aporte a la idea central del film, logrando que la película se alargue hasta hacerse insoportable.
Sin duda, el fuerte de la película está en el elenco, que –a pesar de tener personajes insostenibles-, hace lo que está a su alcance para llevar el film a buen puerto. Sinceramente es difícil de explicar la reacción de la madre que abandona a su familia para irse a una plantación de naranjas después de la muerte de su hija. Una situación narrativamente inexplicable.
Saoirse Ronan (la excelente actriz de Expiación, Deseo y Pecado) interpreta a Susie y nombres importantes como Mark Wahlberg, Rachel Weisz hacen de los padres de la niña. Para el aplauso, y la bien ganada nominación a los Oscars 2010, el trabajo preciso y abrumador del gran Stanley Tucci, en una excelente caracterización del asesino.
El talento sigue intacto. Si bien Peter Jackson se embarcó en una película sin sentido, su manejo de cámara y el uso de todos los recursos que forman el lenguaje cinematográfico gozan de buena salud. Se destacan los planos detalle del asesino y la increíble secuencia final, que se podría usar tranquilamente en las escuelas de cine como “Manual de Suspenso”. Sólo eso se rescata de este film pobre; sólo eso y la audacia del realizador de querer filmar una historia muy difícil de adaptar y no quedarse en la tranquilidad y el trono que se le otorgó en el pasado.