EL ASESINATO DE LA LIBERTAD
Si bien esta película no es una réplica exacta de la novela homónima escrita por Alice Sebold, mantiene un nivel de respeto y coherencia con la misma, creando así una fiel adaptación, difícil de ver y entender.
La historia se centra en la vida de Susie Salmon, una adolescente de 14 años que cuenta su experiencia de vida luego de ser asesinada y encontrarse en el curioso camino que lleva al cielo.
Esta es una cinta muy diferente a todas las antes vistas del mismo género, donde se mezcla el suspenso policial con la fantasía. Es un relato complicado de ver, más teniendo en cuenta que la protagonista está muerta y su voz en off contando lo sucedido puede llegar a sonar ridículo al público desde un principio.
La cinta va viajando e introduciendo dos tipos diferentes de narración, por un lado el policial que conlleva a la búsqueda del asesino de Sussy y las reacciones de los padres a dicho suceso y por otro lado la narración de la protagonista desde el más allá. Aunque suene extraño, ya que el asesinato tiene muchas escenas en pantalla, el centro de la cinta es la segunda parte y gracias al muy bien logrado final, idéntico a la novela, este sentido logra entenderse y fundamentarse. No estamos frente a una historia de venganza ni de muerte, aunque lo parezca, estamos frente a una expresión diferente sobre la libertad y el amor, llena de metáforas y deducciones algo chocantes pero bellísimas.
Las actuaciones son excelentes. Saoirse Ronan logra un trabajo estupendo con su personaje, le brinda la dulzura y la seriedad en los momentos justos y hace que cada una de sus escenas posea un aura especial. Stanley Tucci, en un papel muy complicado, está perfecto. Sus miradas, su inquietud, su soledad y su despliegue de desconfianza en el espectador están desarrolladas perfectamente en la historia. Un trabajo escalofriante de dicho actor. Los padres, Rachel Weisz y Mark Wahlberg, están correctos, los momentos en los que ellos se enteran de lo sucedido y cada una sus reacciones están muy bien mimetizadas en sus acciones.
Peter Jackson lleva adelante esta obra mostrando en todo momento escenas y situaciones totalmente contrapuestas, que le brindan a la historia una fuerza exquisita, ejemplo claro la escena cerca del final en el pozo, una metáfora hermosa pero muy cruda a la vez. A su vez, invoca a la cámara fija en las escenas complicadas, otorgándole una potencia mayor a la cinta, los ángulos de las mismas son innovadores y muy sorpresivos mientras los minutos van pasando; se manejan perfectamente los silencios y las pausas argumentales y se crea una atmósfera increíble en dos momentos icono de la novela, la muerte de la protagonista, al principio y una resolución al final.
Esta es una película difícil de ver, complicada y muy distinta, que disfrutarán en su plenitud quienes hayan leído las páginas escritas por Alice Sebold y que tendrá opiniones diversas entre los espectadores que recién descubren la historia. Pero en definitiva es otro acierto de Jackson, una fábula hermosa sobre la libertad, la emoción y las ganas de vivir. Con un elenco que se destaca en todo momento y un uso delicado de los efectos especiales, esta es una película vale la pena ser vista para así sacar sus propias conclusiones.
UNA ESCENA A DESTACAR: final en el pozo