Efectiva apuesta al exceso
Director de películas independientes como ¿Sabés nadar? y de comedias comerciales como Igualita a mí y 2 + 2, Diego Kaplan sale más que airoso de un complejo desafío: filmar esta provocadora novela de Erika Halvorsen ambientada en la década del 70 y construir un vehículo al servicio de una figura de enorme exposición mediática, pero nula experiencia actoral como Carolina "Pampita" Ardohain.¿Qué hicieron Kaplan y su asistente Federico Rotstein? Redoblaron la apuesta.
La película -al revés de lo que ocurría con la desabrida El hilo rojo- funciona precisamente porque se juega todo al exceso, al desborde, eludiendo cualquier atisbo de naturalismo. Heredera del primer Almodóvar, del cine de Armando Bó y de cierta ampulosidad de la obra de Leonardo Favio, Desearás al hombre de tu hermana sabe cómo potenciar sus virtudes (hay secuencias subacuáticas filmadas con enorme virtuosismo) y disimular las carencias, incluso las evidentes limitaciones interpretativas de varios de los actores. En este terreno los mejores exponentes son el galán brasileño Guilherme Winter (Moisés y los diez mandamientos) y Andrea Frigerio como la despótica y manipuladora madre de Ofelia (Ardohain) y Lucía (Mónica Antonópulos).
Quienes busquen un cine sutil y profundo será mejor que se alejen de esta historia de tentaciones y engaños cruzados. Quienes, en cambio, se animen a los excesos e incluso al ridículo pueden tener aquí su película sorpresa.