Este film de Diego Kaplan es desprejuiciado en algunos de los retratos de la soltura sexual de una madre y sus hijas y de cómo una de ellas (Pampita) se obnubila sexualmente con el flamante marido (Juan Sorini) de su hermana (Mónica Antonópulos). Si bien hay algunas (pocas) escenas interesantes estéticamente, hay una impostura que no termina de funcionar en la construcción de algunos personajes y algunos vínculos. Pese a que hay una estética atractiva -exageradamente comparada con el primer Almodóvar-, la trama no sorprende y tiene algunas secuencias dramáticas que rozan el rídiculo. Es más bien, audacia sexual, marketing de ¨ver a Pampita desnuda¨ (cosa que no sucede) y una bella estética.