Esta semana llega a los cines la película Trash, Desechos y esperanza, y con ella, retorna a las pantallas el director Stephen Daldry.
Trash es una película que lejos de cualquier convencionalismo y carente de golpes bajos, se escuda tras la fachada del policial, para mostrar la terrible realidad a la que se enfrentan aquellos que trabajan revolviendo y clasificando la basura de las grandes urbes Brasileras.
Rafael y Gardo son dos chicos a punto de ingresar a la adolescencia, que viven sus vidas trabajando desde tempranas horas en un basural, revolviendo los desechos, clasificando los reciclables y hurgando en busca de pequeños tesoros. Una mañana, Gardo se encuentra con la billetera de José Angelo, la cual esconde la clave para desenmascarar a un poderoso y corrupto candidato a alcalde en las ya cercanas elecciones. Raphael y Gardo, acompañados de Rata, un chico que vive en las alcantarillas, emprenderán el camino para develar el misterio que tiene en vilo a la corrupta fuerza policial.
Trash es una excelente película. A pesar de todos los reparos que se podrían poner cuando un director ingles intenta contar una realidad que le es totalmente ajena, el guion de Richard Curtis (Cuatro bodas y un funeral y Realmente amor) es atrapante y Daldry tiene el acierto de atravesar la historia desde la perspectiva de los niños, despojándola de la melancolía y los golpes bajos que uno esperaría.
El trío protagónico, debutante en su totalidad, manejan los personajes con una naturalidad que deja al espectador pensando en cuanto de lo que se muestra en la película, es la realidad a la cual se ven enfrentados en su vida diaria. Selton Mello como el policía corrupto que persigue implacablemente a los chicos, crea un personaje totalmente alejado de los clichés, lo cual agrega credibilidad y sobre todo, ayuda a construir la situación de extrema violencia, de una forma muy convincente