Eli Roth (Hostel, Knock Knock) asiduo a sus temáticas de violencia estrena Deseo de matar, la remake de Death Wish o El vengador anónimo protagonizado por Charles Bronson, ahora con Bruce Willis.
Paul Kersey es un médico cirujano que tiene una esposa e hija. Una noche que está trabajando, un grupo de hombres entran en su casa y asesinan a su mujer. En vistas a la lentitud en esclarecer el caso por la policía, Kersey toma la justicia por mano propia.
El personaje de Paul Kersey fue interpretado por Bronson en cinco películas y, salvo por estar asociado a la figura del actor, el antihéroe quedo más relacionado al cine de clase B y de bajo presupuesto. James Wan (El juego del miedo, El conjuro) realizó una remake en el 2007 con mayor crueldad pero con otro personaje Nick Hume, interpretado por Kevin Bacon, y mayor producción.
Roth vuelve a la base del protagonista pero en vez de comprender las limitaciones del cine clase B, ostenta una película de género con mayor presupuesto que mezcla un exagerado dramatismo por parte de Bruce Willis y un incoherente guión. Las escenas del film están unidas sin ningún tipo de transición, los personajes desaparecen de un lugar y aparecen en otro.
El tono de la cinta por momentos maneja la sátira social al presentar una policía inoperante, la obscenidad de una casa de armas y la facilidad de conseguirlas, combinados en un thriller de acción. Según su director en vez de apoyar el uso de armas por civiles (un tema tan presente hoy en día en Estados Unidos) su objetivo era poner el tema en la mesa para generar un debate. Pero en ningún momento hace una reflexión sobre el asunto y se limita a ubicar a la mujer como objeto y a la violencia como otra herramienta para conseguir lo que los personajes quieren.