En 1974, Michael Winner dirigió el film “El Vengador Anónimo” (“Death Wish”), una adaptación del libro “Yo soy la justicia” de Brian Garfield. El mismo se centra en Paul Kersey, un ciudadano común que, luego de que su mujer y su hija sufrieran una brutal agresión por parte de tres delincuentes, decide tomar la justicia en sus propias manos y enfrentarse a todos los malhechores con quienes se cruce.
En su momento, la película causó un impacto en la audiencia, debido a que presentaba una temática original y polémica (sobre todo con la fuerte escena de la violación y el uso de las armas). Sin embargo, hoy en día, un argumento semejante ya fue utilizado unas cuantas veces en distintas cintas de acción.
En este contexto, se estrena la remake de “Death Wish”, dirigida por Eli Roth (realizador de la película de terror de culto “Hostel”) y protagonizada por Bruce Willis. Si bien toma la base del film de Charles Bronson y nos encontramos con algunos guiños o escenas similares, la historia cambia un poco. La trama se centra en Kersey, un médico muy reconocido, cuya mujer e hija son violentadas durante un robo, provocando la muerte de la primera y la internación de la segunda. Es así como el protagonista buscará vengarse no solo de aquellos que cometieron el hecho, sino de cualquier delincuente, al mismo tiempo que está abierta la investigación del fatídico caso.
Es interesante que hayan modificado la profesión de Kersey, convirtiéndolo en una persona cuyo objetivo primordial es salvar a los heridos. Porque a medida que avanza el relato, será difícil de equilibrar las punciones entre el deseo de la vida y de la muerte. Por otro lado, y a diferencia de la cinta original, se le dio mayor hincapié a la temática de la justicia por mano propia y a la utilización de armas. Se observa una crítica a la facilidad de conseguir estos instrumentos, pero a la vez se fomenta la portación y la defensa personal. “La policía no sirve porque siempre llega tarde a todos los casos”. Bajo ese lema, “Death Wish” no es un film que se pueda analizar fuera del contexto estadounidense y los diversos y variados acontecimientos de tiroteos en lugares públicos. No deja un mensaje positivo en la sociedad, sino que se alienta a la violencia.
Bruce Willis compone al protagonista de una manera bastante correcta, aunque a veces algunas escenas o actitudes son poco creíbles por su contextura física y la filmografía que conlleva en sus hombros el actor. Es difícil posicionarlo como una persona calma y que no genere pánico o inhibición en quien lo enfrente. El resto del elenco acompaña bien al principal, quien permite que la trama avance continuamente, pero no nos encontramos con ninguno que se destaque.
En el apartado técnico, la película funciona muy bien, con una fotografía y ambientación oscura acorde al Chicago peligroso que se presenta en el relato, al igual que la banda sonora. Las escenas de acción están bien realizadas, con un ritmo intenso y por momentos también frenético. Se nota la mano del director, que si bien tiene experiencia principalmente en cintas de terror, logra mantener una tensión en la narración de forma constante.
En síntesis, “Deseo de Matar” es una película que cumple con su objetivo de entretener al espectador, pero es una historia que vimos una y otra vez (y no porque se trate de una remake), impidiendo agregarle algo novedoso o poco cliché al género. Si bien su elenco está bien conformado y es un film técnicamente correcto, se realzan ciertas cuestiones que en la actualidad es mejor no fomentar.