Desertor

Crítica de Gimena Meilinger - Sin Subtítulos

Pablo Brusa dirige ésta historia, a donde conocemos a Rafael Márquez (Santiago Racca), un joven que entrena y estudia medicina en un regimiento de montaña. Este chico carga con el peso de la deshonra de su padre quien, supuestamente, es un desertor del ejército, por lo que debe esforzarse mucho para sobreponerse al estigma. El coronel Santos, que supo ser compañero de su padre, regresa a la base y le confiesa a Rafael que no todo sucedió como dicen. Además, la aparición de una extraña mochila desencadena la duda, por lo que el joven se escapa del regimiento para ir a la montaña a armar el rompecabezas de los últimos días de su papá.

Racca, mendocino parte del éxito “Fuerza Bruta”, debuta en el papel del joven Marquez y lo hace excelentemente. Estando acostumbrado a poner su cuerpo para expresarse, esta vez demuestra un registro dramático en su gestualidad que lo hace sobresalir en la historia, con un arco de transformación del personaje lleno de matices. Además, el gran Daniel Fanego, acompaña con un personaje atractivo: el enigmático ermitaño que vive en la montaña.

“Desertor” (2019) es lenta y previsible, lo que le quita un poco de suspenso a la historia, pero sorprende desde el lado que pareciera que ni la propia película sabe adónde va a llegar. Las actuaciones son muy buenas y la factura técnica también. Además, la música se convierte en otro protagonista, tensionando al espectador en los momentos que debe hacerlo. El paisaje mendocino sirve de testigo para este western militar potente, tanto desde lo narrativo como de lo visual.

No tiene grandes escenas a destacar ni diálogos que queden en la memoria. Es una película áspera, como sus personajes que no expresan sus sentimientos entre ellos, por lo que a veces se torna difícil de seguir en cuanto al hilo narrativo. Es un western andino con los duros códigos de la milicia que, si uno tiene paciencia en cuanto a los tiempos que se toma, están bien para visionar una obra novedosa.