Deshora

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Luego de un recorrido festivalero interesante (BAFICI, Berlinale, La Habana), llega a sala porteña la ópera prima de la salteña Bárbara Sarasola Day, "Deshora". Propuesta ambientada en el nordeste argentino, trae la historia de un triángulo amoroso entre un matrimonio afincado tierra adentro y un visitante extranjero (colombiano) que viene a pasar un tiempo con ellos.
Ernesto (Luis Ziembrowski) y Helena (Maria Ucedo) conforman la pareja que lleva muchos años juntos y atraviesa el natural desgaste de la relación. Joaquín (Alejandro Buitrago) es el primo de la mujer, un chico que tiene problemas con la droga y busca un espacio para rehabilitarse.
Lo que se inicia como una apacible convivencia y adaptación de Joaquín al escenario rural, toma un cariz distinto, una vez que todas las piezas están acomodadas en el tablero.
Podemos decir que en “Deshora”, la selva de alta montaña es el escenario donde tres sujetos viven una historia compleja, sensual y adulta en la cual pueden encontrarse varias capas para analizar. Lo moral, el deseo y las barreras sociales y familiares son los tópicos que se juegan a cada paso de este camino.
El relato es simple, lo oculto (que hay y en cantidad) se funde con la cruda realidad y los protagonistas van dibujando una vinculo tenso donde el lenguaje corporal juega fuerte en el destino de los protagonistas.
Sarasola Day (quien también escribió el guión), se apoya en una fotografía cuidada para mostrarnos cómo se vive y se siente enfrentarse a abordar la propia intimidad, una vez que el vacío erosionó los lazos sociales y familiares que contienen esa propia realidad.
Ucedo luce exacta (y bella en su madurez) y Ziembrowski la acompaña con similar nivel. Un poco detrás de ellos aparece Buitrago, mostrando oficio como principal arma de batalla. Entre los tres, llevan adelante una película austera, pero bien filmada y de llegada directa e intensa.
Promisorio debut de Sarasola Day, a quien habrá que seguir con atención.