El mundo contra mí
Jazmín Stuart (buena actriz) debuta en la dirección en compañía de Juan Pablo Martínez, quien sí tenía ya alguna experiencia previa en el largometraje. El resultado es una película ambiciosa y despareja, pero al mismo tiempo llena de energía, de búsquedas, de riesgo. Estamos frente a una tragicomedia coral con escenas muy logradas y otras bastante fallidas, de situaciones creíbles y otras inverosímiles, con personajes entrañables y otros estereotipados, pero siempre inteligente y, por momentos, fascinante.
La (anti)heroína del relato es Carla (un más que digno trabajo de Florencia Otero en su debut protagónico), una chica de 19 años que se ha criado sin padre y con una madre casi ausente (vive en España y está mucho más preocupada de sí misma que de la suerte de su hija). Pero el sorpresivo regreso de ella (Claudia Fontán, algo afecta a la sobreactuación), a causa del secuestro de su ex marido (Arturo Goetz), cambia por completo su universo ya de por sí bastante complicado y dominado por la angustia existencial, la descontención, las contradicciones íntimas y la falta de identidad y autoestima.
Su madre es egocéntrica y avasallante a la vez, con una gran capacidad (impunidad) para humillarla y Carla no tiene otra que responder a esa "invasión" con crudeza, cinismo y una tardía rebeldía adolescente. La protagonista se siente atraída por un empleado de su padrastro (Nazareno Casero), pero también por una de sus mejores amigas (la tensión sexual es una de las cuestiones que trabaja el film), mientras que la relación madre-hija sigue crujiendo en cada nuevo encuentro.
El guión (basado en la premiada novela Para ella todo suena a Frank Pourcel, del mexicano Guillermo Fadanelli) tiene como trasfondo el secuestro, pero ese caso policial poco aporta a la narración (nadie parece estar demasiado preocupado por la suerte de la víctima). Tampoco funcionan siempre los múltiples flashbacks a la hora de exponer el pasado y los conflictos de los distintos personajes.
De todas maneras, más allá de la apuntada irregularidad del film, Desmadre ofrece varias secuencias de inusitada intensidad y verdad en la descripción de los códigos que manejan los jóvenes de hoy a la hora de relacionarse (para bien y para mal). Película de, con y sobre mujeres, Desmadre surge como una más que interesante carta de presentación para Stuart, que supo brillar en pantalla y, ahora, demuestra que tiene igual sensibilidad y talento detrás de cámara.