Desmadre

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Niña rica sin tristeza pero bastante malhumor

He aquí el retrato de una niña rica que no tiene tristeza, sino malhumor, malos hábitos, mala leche, mucho tiempo libre y una madre ausente y fiestera que no es mala pero también es otra vaga. Las imaginó Guillermo Fadanelli, inspirado en amistades de la alta burguesía mexicana, y las puso en una novela titulada «Para ella todo suena a Franck Pourcel». No importa a cuál de las dos se refiere, a ambas les sonaría igual, una porque desprecia todo y otra porque no piensa registrar nada fuera de su burbuja.

Sin embargo, muy en el fondo, en breves ocasiones, capaz que tienen tristeza, necesidad de conmoverse por algo, y ganas de llevarse bien entre ellas. Por ahora solo coinciden en la obligación de asistir a un raro encuentro: el ex marido, cuyo apellido lleva la chica y cuya casa disfrutan, ha sido secuestrado y los parientes se juntan para hacer una negociación telefónica. Ellas van, como quien va al velorio de un tío lejano solo por cumplimiento. Por suerte o por desgracia, el tipo sigue vivo.

En su adaptación, Jazmín Stuart y Juan Pablo Domínguez fueron más considerados que el escritor. La piba es menos antipática. Pero igual es antipática, el asunto del secuestro no tiene desarrollo verosímil, y el conjunto carece de mayor interés, aunque está bien filmado y Claudia Fontán se luce en atractivo papel de alegre divorciada, contenta y bien empilchada. También Silvia Kutika hace una suerte de tía agradable. Florencia Otero, protagonista, sobrelleva adecuadamente su personaje con una caracterización de darkie bienuda. Completan el reparto Luz Cipriota, Arturo Goetz, Ariadna Asturzzi, Martina Juncadella y Nazareno Casero, este último en un personaje agregado por Stuart, de tipo trabajador, ajeno al ambiente, un punto de contacto con la realidad que la jovencita desdeña. En síntesis: no está mal como retrato, pero como película aburre un poco.