Película agridulce, o más bien ácida: nada del fondant de azúcar con que suelen terminar las películas sobre casamientos y bodas. Las cosas aquí son duras: una mujer se casa e invita como damas de honor a tres otras, solteras, bellas, nada exitosas, que se pasaron la vida burlándose de ella. Para colmo, el novio es algo así como el partido ideal. Todo lo que parece disparatado en principio termina en una enorme amargura -y seguimos con los sabores- donde se pone en tela de juicio tanto el concepto de “éxito” como -algo mucho más importante- los lugares comunes sobre la solidaridad femenina. La película no está mal y es entretenida; el problema en todo caso es tener que subrayar la “mujeritud” de toda la situación, en lugar de dejar que todo fluya y se vuelva universal. Las actrices le dan una dimensión más a lo que, en el fondo, es una película de tesis disfrazada con brillos de Hollywood.