Damas de deshonor
Con una tradición de films masculinos sobre despedidas de solteros detrás, -Despedida de soltero (Bachelor Party, 1984), ¿Qué pasó ayer? 1 y 2 (The Hangover, 2009; 2011)-, Despedida de soltera (Bachelorette, 2012) propone la mirada femenina sobre el mismo tema e incluso se permite ir un poco más allá.
Sin embargo, la comedia no está lograda con la misma espontaneidad que en aquellas y muchas escenas resultan poco convincentes. Aún así el film se distingue por su tono irreverente y el cinismo de las tres protagonistas, que terminan mejorando algunas fallas estructurales.
Becky (Rebel Wilson), Gena (Lizzy Caplan), Reagan (Kirsten Dunst) y Katie (Isla Fisher) son cuatro inseparables amigas que se conocen desde el secundario. El anuncio de la boda de Becky las reúne nuevamente, aunque todas tendrán sus prejuicios a la hora aceptar que su amiga “gorda” se casa primero que ellas. La despedida no resulta de la mejor manera y el vestido de la novia termina sucio y destrozado a causa de un chiste malintencionado. A pocas horas de la boda las tres damas de honor deberán solucionar este problema, pero no sin antes pasar por las más impensadas situaciones, agravadas por la droga y el alcohol. Tampoco faltarán, por supuesto, reencuentros amorosos, strippers y sexo casual en el medio.
Ninguna novedad propone Despedida de soltera en cuanto a una estructura ya harto conocida: la noche de la despedida todo pareciera peligrar y poner en riesgo el normal desarrollo de la boda, las cosas que van sucediendo son un entrelazado de situaciones delirantes y absurdas que aumentan la tensión sobre cómo se va a terminar. Lo que diferencia a esta película es que la historia personal de cada una de las tres amigas ensombrece el festejo y la alegría que supuestamente deberían compartir con su querida amiga Becky.
Entonces, si bien se trata de una despedida de soltera, aquí la novia casi ni aparece porque las historias que importan son las de las otras y más aún, la relación entre ellas. Quizás el film falla cuando se preocupa por mantener una apariencia de comedia alocada cuando en realidad pretende indagar, aunque muy sobriamente, en la psicología de estas tres amigas que tienen serios problemas que resolver antes de poder relacionarse seriamente con una pareja. De alguna manera este pequeño subgénero se desestabiliza, no para mal, pero sin encontrar todavía un rumbo concreto.
La película de Leslye Headland podría haber funcionado mejor si no hubiera elegido el camino de los clichés y estereotipos. La forma de proceder de las cuatro ante el casamiento genera un vínculo, una identificación con el público, si bien principalmente femenino. Si esta dirección se hubiese profundizado un poco más el film se ajustaría mejor a la mirada de la mujer (la cual, en definitiva, es la que busca) y sería así mucho más efectista y auténtico.