na boda como todas
Despedida de soltera es uno de los tantos ejemplos que tenemos para demostrar que los títulos que les ponen aquí a las películas resultan tramposos e inoportunos. Queriendo pegarla con aquella ochentada de Despedida de soltero, en este film producido por Will Ferrell y Adam McKay la “despedida” en sí es tan sólo un pasaje del relato. Lo que importa, en todo caso, es cómo impacta en un grupo de amigas el próximo casamiento de la menos agraciada de ellas. En todo sentido resulta más pertinente su linaje con Damas en guerra, aquella genialidad protagonizada por Kristin Wiig que vimos el año pasado, y que hace quedar a esta película como un subproducto bastante fallido. Mucho más fallido, si tenemos en cuenta lo que han hecho en sociedad Ferrell-McKay con el género de la comedia y que aquí ofician como productores. Hay en Despedida de soltera algunos atisbos de ese humor absurdo e imprevisible de Anchorman o Talladega Nights, pero todo queda en un piloto automático que nunca termina por tomar real vuelo.
Es decir, la contradictoria saga de ¿Qué pasó ayer? dio a origen a un revival de la comedia guarra de amigos y bodas, como se las hacía en los 80’s, pero con una mirada más autoconsciente. Si el humor sigue siendo machista o misógino, al menos la salvan sus juegos formales y, obviamente, la calidad de los intérpretes y el compromiso con la propuesta: decididamente no significan lo mismo Despedida de soltero para Tom Hanks que ¿Qué pasó ayer? para Zach Galifianakis. De ahí que la primera decepción que nos llevemos es que Ferrell-McKay produzcan una película oportunista, que busca impactar en la taquilla gracias a cierta moda del mainstream, algo que nunca habían hecho anteriormente: si seguimos el hilo de las películas producidas por Gary Sánchez (la compañía que tienen el actor y el director) notarán que hay una búsqueda muy libre y sin límites. Pero Despedida de soltera no logra nunca brillar ni distanciarse demasiado de la típica comedia guarra y a la vez puritana que hacen los norteamericanos: se habla de drogas y de sexo, pero es poco lo que se ve.
Sí, en cambio, la película dirigida por Leslye Headland mantiene cierto espíritu Ferrell-McKay en cómo las protagonistas llegan al final. No hay aquí un exceso moralizante, sino más bien la razonable caída en consciencia de cada personaje sin que ello signifique demasiados cambios. A su vez, cada personaje parte desde un estereotipo bien identificable (la rubia malvada, la drogona, la boluda linda) para reconvertirse en el camino en otra cosa, algunas veces saliéndose un poco del lugar común. Y precisamente este es uno de sus mayores inconvenientes: tratando de decir algo más, Despedida de soltera se balancea entre la astracanada y un indagar interior de sus protagonistas, mujeres solteras que ven cómo se les va pasando la vida, sin ser demasiado atrevida ni muy profunda. En definitiva la película se queda a mitad de camino y todo se sostiene en mayor o menor medida gracias al carisma de su elenco, especialmente Isla Fisher y Adam Scott. No es una comedia para descartar, pero con los nombres involucrados uno esperaba algo más que timing y un par de chistes efectivos.