Chicas muy pesadas
Pareciera de antemano que un grupo de chicas que se comportan como varones es lo suficientemente irreverente para la decadente nueva comedia norteamericana como para ponerse a trabajar en serio en un guión más o menos gracioso y con alguna que otra idea transgresora.
De lo escatológico a lo políticamente incorrecto hoy por hoy hay un paso tan insignificante que cualquier marca de originalidad queda absolutamente sepultada por la chatura intelectual de aquellos que pretenden escribir chistes o pensar situaciones delirantes para que la platea estalle en carcajadas.
Despedida de soltera (Bachelorette) es una comedia de chicas rudas y zafadas que bordea la mediocridad desde el minuto 1 hasta el final y además esgrime ese comodín bastardo de la moralina porque la suciedad que remueve sobrepasa el ombligo y avergüenza a una sociedad tan conservadora como la norteamericana.
Ya desde el conflicto que dispara el sinfín de situaciones se nota el acotado universo en el que se desarrolla esta ensalada rusa, mal aderezada, que solamente le puede importar al género femenino dado que todo el problema es el vestido de novia estropeado de la potencial amiga que va a casarse y que para el grupo de damas de honor -integrado por tres supuestas amigas- desde siempre era el patito feo. Este patito feo, poco agraciada en el físico, se casa con el príncipe azul tan deseado por todas sus compañeras envidiosas y eso desata el consabido camino de los celos, las envidias y los pases de factura entre cada una, así como esa inevitable reflexión especular de mirarse al espejo y reconocerse acabada, infeliz, mientras la ‘gordita´ logró ser querida y protegida por ese hombre ideal.
A esa angustia de nivel superlativo se la intenta acallar con un espíritu festivo, desfachatado, donde la cocaína hace las veces de droga social y fuente de diversión y desinhibición que ante tanto tiroteo nunca llega a penetrar en el blanco y se termina diluyendo en lo anecdótico más que en lo patético.
El elenco de turno para esta fallida nueva comedia producida por Will Ferrel y Adam McKey, dirigida por la inexperta Leslye Headland, reúne rutilantes féminas, graciosas de por sí, de la talla de Kirsten Dunst, Isla Fisher, Lizzy Caplan, estereotipos que van desde la organizadora y controladora a la fiestera y despreocupada, y como no podía ser de otra manera a la tonta enternecedora.
Cuando en un film el reparto es el que se divierte y el espectador es el que padece la diversión hay evidentemente algo que está funcionando y muy mal; cuando el chiste interno supera al chiste sofisticado y la acumulación no es sinónimo de calidad sino todo lo contrario eso significa que estamos frente a una mala película y Despedida de soltera no es precisamente la excepción a la regla.