Mujeres, boda y poca gracia
Quienes para hacer películas estudian el mercado habrán llegado a la conclusión de que las bodas siguen siendo un material que funciona en taquilla. Pero también, sabrán que de un tiempo a esta parte, la conducta de solteros y solteras en dichos eventos, se ha vuelto también una fuente de dinero en las boleterías. Películas que intentan demoler la solemnidad y la serie del casamiento, buscando las situaciones más absurdas y muchas veces escatológicas y cuyo punto culminante es la boda misma.
Como se puede ver, tanto en las viejas comedias como en estas nuevas, todo termina en el altar. Despedida de soltera, título local que intenta emparentarla con aquella comedia de la década del '80, sigue la línea de películas como ¿Qué paso ayer? y Damas en guerra. ¿Qué pasó ayer? y su olvidable secuela eran dos comedias machistas sobre el descontrol previo al casamiento, mientras que Damas en guerra era una brillante comedia llena de inteligencia y emoción. Damas en guerra era, además, una comedia escatológica virulenta y al límite, bien al uso de la comedia actual. Es inevitable la comparación con Despedida de soltera, porque en esa comparación se ve con claridad todo lo que aquí falta. Cuatro amigas se vuelven a reunir para la boda de una de ellas, cada una es un cliché diferente, aunque las tres parecen estar de acuerdo en tener una vida poco armoniosa. La que se casa, no es dato menor, es gorda, y menos agraciada que las otras tres para el estándar de belleza de nuestra sociedad. Eso genera angustia y expone a las tres amigas solteras a toda clase de conductas fallidas, destructivas y, también, autodestructivas. Pero no hay ni buenos chistes, ni timing para la comedia y, mucho menos, alguna reflexión interesante sobre esta situación.
Muchos lugares comunes y poco entretenimiento. La moda de las bodas locas tal vez haya agotado todo su crédito.