Con destellos del mejor Shyamalan, una gran puesta en escena y convincentes labores del tándem Will-Jaden Smith, Después de la Tierra
es una pieza de ciencia-ficción con toques filosóficos y ambientalistas que pudo haber llegado más lejos. Al menos, tras algunos notorios traspiés, como La dama del agua, El fin de los tiempos o Airbender: El Último Guerrero, el cineasta se ha reivindicado en parte.
Si bien el género fantástico ha estado presente en su filmografía, es la primera vez que aborda una película futurista y espacial en su
carrera; y el resultado es, al menos, visual y expresivamente, notable. La imaginación puesta en juego acerca del porvenir tecnológico humano, en cuanto a diseños, texturas, materiales y digitalización, coloca a este film a la vanguardia entre los de su tipo. Pero la trama, elaborada por Shyamalan pero basándose en una idea de Will Smith, no alcanza el mismo grado de lucidez y parece una pieza más cercana a la impronta de los films que en los últimos años ha protagonizado el actor, como En busca de la felicidad –el excelente drama que también co protagonizó con su hijo Jaden- o Siete Almas, con toques de ciencia-ficción a lo Yo robot o Soy leyenda. También alguna reminiscencia de Avatar se puede percibir por ahí, lo mismo que la estética e ideas de Oblivion, contemporánea de esta.
Con el gran marco de la música de James Newton Howard, Después de la Tierra logra algunos momentos intensos y atrayentes pero sin llegar a sacudir o emocionar; una experiencia sólo aceptable del género.