"El pasado me condena"
Ojalá algún día Hollywood haga una película sobre la vida de M. Night Shyamalan y el final feliz sea idéntico al de todas las producciones que tanto le gustan a la academia. Un cierre alegre donde el protagonista logra ganar de una vez por todas una batalla contra un enemigo incansable que lo mantuvo contra las cuerdas durante más de 15 años.
Me parece que lo que todos los críticos realmente quieren es que Shyamalan haga en todos sus proyectos un nuevo intento por emular el éxito de “Sexto sentido” (1999) y, por lo contrario, el realizador indio responsable de películas muy buenas como “El protegido” (2000), “Señales” (2002), “La Aldea” (2004) y “El fin de los tiempos” (2008) quiere desligarse por completo del peso artístico de aquel trabajo.
A Shyamalan jamás se le pasó por la cabeza tomarse un descanso luego de uno de sus trabajos más exitosos y galardonados y por eso intentó seguir adelante una carrera que hasta el día de la fecha solo consiste en tratar de evitar los terribles palazos que recibe de parte de la prensa de cine, muchísimas veces, injustificados.
¿Hubo proyectos verdaderamente malos? Sí, sin lugar a dudas “La dama del agua” (2006) fue un ejemplo bochornoso del desperdicio de su calidad artística y “Avatar: El ultimo guerrero” (2010) fue la clara muestra de que Shyamalan no encaja en el mainstream de forma cómoda, ni siquiera con grandes presupuestos y adaptaciones populares.
Para confirmar eso ultimo, casi a propósito, aparece “Después de la tierra”, su más reciente trabajo protagonizado por uno de los actores más taquilleros del cine moderno como lo es Will Smith que hace, a diestra y siniestra, lo que se le antoje en Hollywood.
Tanto poder tiene el querido Will que fue él mismo el que concibió la historia de “After Earth” (la cual tampoco tiene demasiada originalidad) y le encargó la tarea de escribir el guión y hacerse cargo de la dirección a Shyamalan, quien en un segundo intento por lograr su primer blockbuster se queda nuevamente a mitad de camino.
Los principales problemas de “Después de la tierra” pasan por el lado del guión, el cual repito carece de originalidad, y por las actuaciones que, al estar apoyadas totalmente en solo dos actores, terminan siendo paupérrimas y aburridas.
De Jaden Smith no se puede pedir demasiado, ya que su experiencia dentro del ámbito es casi nula (solo protagonizó “Karate Kid”), pero lo de su padre sorprende debido a que en esta oportunidad ofrece un trabajo desganado, incapaz de transmitir emociones y darle suspenso a un relato bastante aburrido por momentos.
El argumento es lineal, no presenta demasiados giros y el mayor atractivo de la película pasa por un despliegue visual interesante, la siempre cumplidora banda sonora de James Newton Howard (uno de los únicos trabajadores completamente fieles a Shyamalan) y algunas escenas de acción que terminan siendo efectivas por una extraña suma de factores que van desde el drama hasta el cine netamente de aventuras, sin aterrizar seriamente en ninguno de los dos géneros.
Lo interesante para destacar y no es un dato menor es la similitud que presenta esta trama con la de “Señales” en muchos aspectos: Familia quebrada por una tragedia, riesgo inminente para sus protagonistas y la única solución posible al conflicto termina evocando al pasado para darle un nuevo sentido a aquella situación trágica.
En definitiva “Después de la tierra” no rompe la mala racha que acumula Shyamalan desde hace unos años, pero está lejísimos de ser una película tan desastrosa como para que nos sumemos al grito unánime de ciertos sectores que piden la cabeza de este realizador.