Perdidos en el espacio
En una entrevista reciente el director M. Night Shyamalan dijo que le interesaban, sobre todo, las escenas íntimas. Y su último filme, “Después de la Tierra”, en verdad no tiene nada de eso. Eso desde el punto de vista de producto de la industria. Sin embargo, detrás de la grandilocuente puesta en escena y la avalancha de recursos digitales, está la historia, ahora sí, íntima, de cómo el miedo puede ser vencido. En ese lugar ubica al personaje del hijo adolescente de Smith en el segundo filme junto a su padre. Ambos interpretan a un general y a su hijo, con quien tiene una relación castrense antes que parental, lo que obliga al chico a hacer lo imposible por acercarse a ese militar tan eficiente como adusto en el trato. La acción transcurre mil años después de que la Tierra fuese abandonada producto de cataclismos que hicieron imposible continuar la vida en el planeta. En una misión de rutina, la fabulosa nave en la que viajan se interna en una tormenta de meteoritos y se desploma en la Tierra, ahora poblada por una naturaleza exuberante y animales que desarrollaron un acentuado gusto por la carne humana. Los únicos dos sobrevivientes son padre e hijo. Pero el general recibió un golpe muy duro que lo obliga a permanecer en la nave y es el adolescente el que deberá enfrentar solo todos los peligros hasta recuperar una baliza que les podría salvar la vida.