Tierra de los padres
El nuevo film de Will Smith (más que de M. Night Shyamalan, que fue contratado por Smith) es una de ciencia ficción hecha y derecha. La historia nos ubica en un futuro donde la raza humana llega a colonizar el planeta Nova Prime escapando de una tierra devastada. En el nuevo hogar se descubre la existencia de vida extraterrestre, y estos, para expulsar a los humanos invasores, envían a unas bestias llamadas Ursas creadas con el único objetivo de matar. Estos monstruos sin ojos son atraídos por las feromonas que exudan los humanos cuando tienen miedo, algo difícil de evitar cuando alguno de estos bichos esta cerca. La batalla se equilibra gracias al general Cypher Raige (Will Smith) que descubre su capacidad de "fantasmear", o sea, eliminar el miedo y de esa manera, resultar invisible para estos seres. Es por eso que Raige es la principal arma y ejemplo a seguir para todos los sobrevivientes. Ser hijo del general Raige es una de las cargas que el joven Kitai (Jaden Smith) debe sostener, la otra, redimirse ante su duro padre luego de un evento de hace muchos años que los separó cruelmente.
La acción se dispara luego de un accidente con la nave de traslado hacia un planeta de prácticas militares que los llevará a colisionar con la tierra, pero este ya no es el hogar anterior, hoy es un planeta cuyo sistema inmunológico está preparado para destruir al parásito humano que se encargó de desangrarla. Hay un eco del film Naussica Of The Valley of The Wind (Hayao Miyazaki, 1984) en esos bosques indómitos donde la evolución culminó en seres mortíferos, no hay insectos gigantes como en aquella pero se ve claro que lo bestial volvió a recuperar su lugar para protegerse mejor que nunca. La misión en ese terreno es lograr llegar de un punto a otro. Tan sencillo que resulta casi una competencia deportiva, tantos metros en tanto tiempo, pero claro, con los obstáculos pertinentes. Kitai es el encargado de la tarea y Raige es la voz de mando que todo lo sabe y todo lo ordena.
En medio de esa carrera está un seco Will Smith que educa a su hijo (en la película y en la vida real) para lograr superar "el miedo". Aquí no juega el papel de justo, más bien el de padre severo y militar, hay un dejo de crueldad en su expresión cargada de decepción. Al comienzo extraña ver a un Smith tan estricto y agresivo, pero a medida que se mantiene ese registro se nos descubre alguien que no teme pero que también escasamente siente, un monstruo tan grande como esa Ursa (que representa otro terror más nítido y tangible). Y Kitai se debate entre ese miedo sin ojos y el otro que todo lo juzga. Su objetivo real es romper finalmente esa mirada opresiva. La ruptura de esa hegemonía patriarcal es un salto al vacío y una voz omnipresente que se va diluyendo hasta desaparecer. Lo cuestionable del film es el tono pedagógico que se maneja, con una remarcación verbal y en algún caso hasta visual (como el ascenso de la caverna del final), dejando de lado cualquier rastro de sutileza para subrayar y saturar con una idea de autosuperación que se lee desde el primer momento.