Ver una película asiática es siempre diferente. Salvando contadísimas excepciones, el 99% de las actrices y actores son completamente desconocidos para cualquiera. No hay chances de verlas sin subtítulos por no conocer el idioma, e incluso uno termina teniendo ese pensamiento al estilo de “Ah, mira. No sabía que allá se hacía eso”, con respecto a algún comportamiento o costumbre.
Todas y cada una de esas diferencias funcionan como ventajas. Cuando uno no conoce a ninguno de los actores, sus actuaciones y performances se vuelven mucho más fáciles de comprar. A lo de las actuaciones también ayuda el no conocer el idioma, pero eso, sumado a lo alienígena de la cultura y costumbres, hacen que haya poco cuestionamiento al guion o a la historia. Muchos films se benefician mucho de esto, pero por suerte hay algunos que no lo necesitan.
“Después de la tormenta” es una íntima historia familiar, con un desarrollo lento que apuesta por atraparte con las relaciones interpersonales de un golpeado protagonista que resulta tan simpático como reprochable. Un escritor haciendo las veces de detective como parte de su “investigación” para la próxima novela, que reparte sus ratos entre apostar su sueldo y espiar la vida de su antigua familia. Entre observar de lejos los partidos de béisbol de su hijo y las salidas con el nuevo novio de su ex esposa, apenas le queda tiempo para pasarse por la casa de su madre para ver qué puede empeñar luego de la muerte de su padre.
La película está dirigida, escrita y editada por el japonés Hirokazu Koreeda, varias veces premiado en varios festivales incluyendo Venecia, Cannes e incluso nuestro propio BAFICI en 1998. Prácticamente todos sus proyectos tocan el tema de los lazos familiares, y con casi una decena de trabajos en su haber, que han sido aplaudidos y premiados alrededor del mundo, no quedan dudas de que estamos ante el trabajo de un maestro.
Los personajes se sienten mucho más naturales y terrenales (“normales” hablando mal y pronto) que en otras películas asiáticas. Un humor y drama poco exagerados, bien realistas, ayudan a que la audiencia se sienta más que a gusto explorando el día a día del protagonista. Es este ambiente tan familiar como minimalista que ayuda a que seguramente todos pasen de largo por una trama en donde suceden pocas cosas, siendo más el viaje de su protagonista que otra cosa. Entre muchos detalles sobresale el protagonista no solo como hijo, padre, amigo, persona, hermano y exesposo, sino también como artista; sus dudas de “rendirse” en su carrera como novelista y aceptar trabajos comerciales de manga es uno de los tantos reproches que uno puede hacerle durante las casi dos horas de película, pero que resultan más que entendibles desde la perspectiva adecuada. El realismo del mundo creado por Koreeda refleja nuestra realidad en la que no existen los caminos fáciles de recorrer.
Esta es una de esas historias sin principios ni finales. No hay un evento que arranque el film, más bien es una vuelta a la normalidad tras la pérdida del patriarca familiar, y al final la tormenta no es más que el marco en donde las cosas suceden. Aquellos esperando una experiencia desenlace y punto final seguramente no salgan satisfechos, pero quienes se sientan cómodos con otro tipo de historias y tengan ganas de perderse en una ajena vida simpática y compleja de la que no hay salidas fáciles: “Después de la Tormenta” es uno de los mejores planes que pueda pasárseles por alto en estos días.
Puntaje: 3,5/5