Después de la Tormenta: La belleza y la complejidad de lo cotidiano.
Desde la lejana tierra de oriente nos llega este relato simple y melancólico sobre las relaciones familiares.
Después de la Tormenta es un film de Hirokazu Koreeda (De tal padre, tal hijo -2013-), un gran abonado al mundo de los festivales, ha sido partícipe de grandes competencias como por ejemplo en Venecia y en Cannes. Es más, este film participó en la categoría Un Certain Regard del Festival de Cannes el año pasado.
En su más reciente film, nos podemos encontrar con un drama familiar hecho y derecho, donde un hombre que había comenzado una prometedora carrera como escritor, se ve obligado a subsistir en un trabajo temporario como detective, mientras intenta seguir su carrera como novelista. El hombre en cuestión es Ryota, que luego de divorciarse de Kyoto se gasta el dinero de su trabajo y de la manutención de su hijo (Shingo) en apuestas deportivas. En este panorama desalentador nuestro protagonista intentará ganarse nuevamente la confianza de su madre, su hermana, su esposa y su propio hijo. Esta difícil tarea quizás pueda ser alcanzada en un escenario atípico en donde la familia deberá coexistir bajo el mismo techo debido a la presencia de un tifón en la zona urbana en la que residen.
Koreeda logra un relato sumamente interesante, a través de unos personajes bien delineados y magníficamente escritos. Cada persona tiene sus motivaciones y verdaderamente podremos empatizar con ellos. Ryota es un individuo bastante cuestionable, pero no podemos dejar de sentir empatía por él, ya que sabemos que en el fondo tiene buenas intenciones. Una vez al mes puede ver a su hijo, lo que también permite que vea a su exesposa de la cual sigue enamorado (de hecho la vigila constantemente entre trabajo y trabajo). Un hombre que busca redimirse y ser un buen padre y un buen hijo a la vez.
El realizador consigue transmitirnos con naturalidad la vida cotidiana de los personajes que buscan relacionarse con el otro. Lo interesante es ver cómo estas problemáticas universales son tratadas dentro del marco de una cultura tan rica, distinta y compleja como la japonesa.
“No se encuentra la felicidad hasta que no se es capaz de desprenderse de ciertas cosas”
Esta frase se la dedica la madre de Ryota a su hijo que todavía no encuentra el rumbo y presenta muchas deudas por su adicción. La cinta en su totalidad es un conjunto de escenas que a primera vista transmiten con simpleza las problemáticas internas de los individuos. No obstante, debajo de esa simpleza radica un cúmulo de complejas reflexiones sobre la existencia. El realizador se hace dueño de un ritmo lento y pausado para presentarnos el desarrollo narrativo. La fortaleza de esta película radica principalmente en que aquellas escenas que parecen de transición o de una fuerte cotidianeidad con diálogos intrascendentes, terminan teniendo una gran importancia cuando se ve la imágen completa.
Para toda esta experiencia maravillosa nos acompañará una fotografía sobria y una banda sonora minimalista, con una presencia mayoritaria de instrumentos de cuerdas, que acompaña perfectamente a la sensación de melancolía y de relato intimista que nos da la cinta.
“Aún no soy lo que quiero ser” – Ryota
Tal como lo muestra la frase precedente, Después de la Tormenta es un film nostálgico, sincero, duro y sencillo a primera vista. Pero detrás de ese manto de normalidad se oculta una narración tremendamente bella y compleja. Es un film de emociones y reflexiones sobre la vida que brindará al espectador, al igual que a su protagonista, la posibilidad de reconciliarse con uno mismo.