Marie y Boris son un matrimonio que se detesta pero aún convive, en una hermosa casa junto a dos nenas mellizas, mientras busca la forma de separarse. La bella -y nacida en Argentina- Berenice Bejo es la atormentada esposa en vías de dejar de serlo. Algo, es evidente, dejó en ella una herida que no tiene vuelta atrás en su relación con Boris, que no está tan convencido de que el amor se haya extinguido.
Filmada íntegramente en la casa, jardines e interiores, esta es otra película hablada en francés hermana del teatro, en la que los personajes suben y bajan en la intensidad de sus conflictos. La mala onda que se respira en la casa incomoda, sobre todo cuando las niñas quedan en el medio del griterío de sus padres, lo cual sucede una y otra vez, con menor o mayor gravedad. La tensión cada vez puede disimularse menos entre ellos.
Durante 100 minutos, el director Joachim Lafosse machaca una y otra vez con situaciones de malestar: todo provoca peleas entre los personajes. El resultado, en su acumulación, es tan asfixiante como, finalmente, tedioso. El espectador termina con más ganas de que se separen de una vez que la mismísima y malhumorada Marie.