Si uno está interesado en la educación formal tradicional y se asoma apenas a observarla por un instante, bastará con un poco de intuición y mera presencia, para verse avasallado con los problemas que existen en la institución como tal y específicamente, en la educación formal argentina. Ahora bien, si uno se interesa en la temática y de repente siente curiosidad por ir a ver el documental Después de Sarmiento, ¿con que se va a encontrar? ¿ Qué factor diferencial va a hacer de esta película, algo especialmente interesante para ver? La respuesta es: un primer plano extremo y la historia contada desde adentro. Sin narradores ni bajadas de línea explícitas: la educación desde adentro. Desde adentro de las aulas.
Aulas adentro
La acción se desarrolla en el Colegio estatal Nº2 Domingo Faustino Sarmiento, siendo éste testigo y protagonista de lo que pasa dentro de su sistema, fantasma de lo que debería ser. Pero la pregunta que se hace el filme carente de cualquier clase de moralismos y sólo motivado por sus ganas de abrir el juego a complejizar problemáticas que no son nada simples desde el vamos, es ¿deberían ser así las cosas?. Es decir, ¿sirven los métodos tradicionales de enseñanza? ¿Debería aggionarse la escuela a los tiempos que corren, en donde además de su desafío pedagógico histórico, se encuentra con la problemática de comprender la complejidad con la que vienen estudiantes de sectores socialmente vulnerables?. O como bien marca su sinopsis: ¿La escuela actual cumple el rol de integrar a los excluídos del sistema?
Toda la esencia de esta reflexión filosófica se ve en la lucha que parecen mantener a puro pulmón y con limitados recursos los docentes que intentan expandir la idea en sus estudiantes, motivándolos a generar experiencias creativas y a organizarse políticamente en un centro de estudiantes. Experiencias creativas relacionadas a reforzar herramientas simbólicas para comprender mejor el lugar del otro, cercano y ajeno. Y por ende su rol pasado, presente y futuro en la sociedad, preguntándose por ejemplo ¿por que un joven sale a robar?.
Por otro lado, está el tema del centro de estudiantes, un centro fragmentado y en donde late más fuerte la división existente entre los turnos mañana y tarde, en los que las diferencias resultan un escollo a la hora de unirse y formar un núcleo duro que los represente. Y es que a lo largo de toda la historia también está presente el tema de la división interna del “a la mañana y a la tarde, son dos escuelas totalmente diferentes” que sumado a la base del “esta escuela no le interesa a nadie” se convierte en una problemática siempre dura de afrontar.
Sarmiento, del guardapolvo blanco a la gorrita con visera.
Sarmiento, del guardapolvo blanco a la gorrita con visera.
Lo mas interesante de la película pasa por los estudiantes. Los primeros planos y el estilo docureality con el que se captan las escenas, favorecen el acercamiento a las ocurrencias siempre simpáticas, refrescantes y enriquecedoras de los chicos. Una narrativa que con tanto nivel de cercanía a esas historias mínimas logra avivar la atención del espectador en aquellos momentos en los que fluye la química creada por los alumnos en las aulas.
Quizás el punto flojo de la cinta pase por el otro filo de la misma espada: el estilo narrativo totalmente despojado de direcciones explícitas vuelve difusa la trama, disipando la consistencia de la misma volviendo por momentos confuso su rumbo, desalentando la atención del espectador. Problema de importancia relativa si tenemos en cuenta la duración de 73 minutos del sucinto rollo.
Después De Sarmiento termina siendo una buena opción para aquellos interesados en la temática educativa que quieran percibir su estado actual desde adentro, con situaciones en su estado más puro, narrados desde un punto de vista siempre en primer plano y tratando de abrir el juego a que los chicos puedan proyectar un más allá, para ver un panorama más amplio que el que les imponen los limites protectores de sus gorritas con visera.