Desterro

Crítica de José Carlos Donayre Guerrero - EscribiendoCine

Un drama sobre la familia y el tiempo de María Clara Escobar

Dirigida y escrita por María Clara Escobar esta coproducción brasilera construye una estética y atmósfera particular, marcada por una idea poética en cada una de sus imágenes.

Entre lo experimental y lo documental el film se convierte en una obra de ficción que indaga sobre la posibilidad de observar a sus personajes y un trabajo sobre el paso del tiempo tanto visual como en la manera de organizar el relato.

En una familia de Brasil, Laura (Carla Kinzo), una madre joven ha desaparecido luego de irse de viaje dejando a su familia, sobre todo a su esposo Israel (Otto Jr.), muy abatidos. Lentamente se va mostrando que ella ha fallecido en Argentina y su esposo tiene que ir a repatriar el cuerpo. Se encontrará con problemas burocráticos y a la vez tiene que lidiar con la noticia entre los demás familiares. De la misma manera sostener la relación con su hijo Lucas (David Lobo) que ha quedado a su cargo. Finalmente, la película muestra el camino que transitó Laura (Carla Kinzo) hasta el final de sus días en presencia de Julio (Rómulo Braga).

Desterro (2020) es atrapante por su estilo contemplativo y sus movimientos de cámara, que varían entre la rigidez de planos fijos y planos secuencias de larga duración, creando una atmósfera donde la historia se cuenta desde lo visual. La película tiene un interesante trabajo poético sobre el tiempo y el paso del mismo. El espacio escenográfico y urbano también se convierte en un personaje importante para la composición de los planos.

Así mismo la organización de las imágenes tiene algunos momentos que podrían ser semejantes a películas de Michelangelo Antonioni o de Jean-Luc Godard, sobre todo en la idea del montaje entre planos fijos para una conversación, obviando el plano y contraplano y, además, intercalar primeros planos, muy cercanos, para mostrar al personaje que observa o realiza una acción. También el uso constante de planos detalle sobre el cuerpo, como la mano y los ojos, y así con ello se logra que surjan distintos matices.

Lo mismo sucede con el tema de los personajes y su manera natural y no natural para relacionarse. Produce extrañeza y a la vez profundiza el drama cuando todos se quedan inmóviles o miran directamente a cámara. De otro lado, están las escenas de conversación, la de la pareja protagonista en tono íntimo y reflexivo, y la de otros personajes que suceden con suma naturalidad como si fueran extractos documentales.

Finalmente, resulta emotivo la estructura que presenta esta historia. La idea de mostrar un antes de que la madre se vaya y a la vez, ver lo que sucede con el padre cuando ella ya no está. Por un lado se cuenta el proceso burocrático del padre para repatriar el cuerpo de su esposa desde otro país, y la relación con su hijo, y por el otro se narra la historia del viaje y los días finales de la madre. Generando así que el tiempo mismo sea una metáfora sobre la vida y a la vez, una abstracción.