El infierno en medio de la tranquilidad
El tema de la trata de blancas aparece reflejado en esta película nacional de suspenso cuya trama gira en torno a un chofer de micros de larga distancia (Luis Machín), próximo a jubilarse, y atormentado por pesadillas recurrentes.
Destino anunciado, de Juan Dickinson, va construyendo con el correr de los minutos una historia que juega con el mundo de un hombre común y corriente, que sigue las reglas de su exigente trabajo, y cuya vida da un vuelco significativo en una carrera que podría enfrentarlo con la muerte.
La película va mostrando a lo largo de su desarrollo un sueño que no deja en paz al protagonista hasta el final y cuando una muchacha desaparece de manera misteriosa, le da la posibilidad de enmendar sus errores del pasado.
Si bien el flashback resulta confuso en su resolución con la historia, Destino anunciado tiene buenos rubros técnicos, una atmósfera que se va transformando y pone en peligro al personaje central (el escape en medio de los festejos del pueblo). Luis Machín, Manuel Vicente y Celeste Gerez aportan solvencia actoral en esta realización que recuerda a La mosca en la ceniza, de Gabriela David, que también abordaba el tema de la esclavitud sexual.
En tanto, la pantalla se puebla de apariencias engañosas y traiciones en medio de la tranquilidad del pueblo. Pueblo chico, infierno grande.