Destino anunciado es una de esas películas que dejan sabor a poco, de esas que cuando terminás de verla no podés objetarle muchas cosas pero que tampoco podés decir que te gustó.
Si bien las actuaciones son buenas, con un sólido Luis Machín a la cabeza, y el guión en torno a los personajes está muy bien e incluso tiene un par de vueltas inesperadas, le falta algo que no se puede dilucidar bien qué es.
El director Juan Dickinson crea buenos climas a base de la intriga y logra poner nervioso con como maneja lo que sucede en un pueblo del interior del país. Sin embargo, no logra conciliar de buena manera los flashbacks de la última dictadura militar, que le vienen constantemente (en forma de sueños) al personaje principal con el resto de la cinta. Tal es así que parecería una película diferente.
Tal vez es su desordenada estructura narrativa la que la hace fallar porque el resto de los aspectos técnicos y artísticos encajan de forma muy correcta.
Destino anunciado tiene bastante potencial y hace que te quedes con las ganas de lo mismo pero contado de forma diferente. Aún así es una buena producción y merece que cada uno evalué por cuenta propia.