Nicole Kidman ofrece una notable actuación en este perturbador policial que se pasa un poco de la raya en cuanto a sus pretensiones. Kidman es una curtida policía de Los Angeles que, tal como demuestra sus ominosa mirada, ha visto el infierno más veces de lo recomendable, sobre todo cuando mucho tiempo atrás se infiltró como agente encubierta en una salvaje banda de ladrones de bancos. Cuesta creer, entre otras cosas, del argumento de “Destroyer”, que una policía tan malograda por el lado más oscuro de su trabajo pueda seguir en servicio, pero este tipo de detalles no amilanan a la directora Karyn Kusama para brindarle más situaciones tremendas a la tortuosa protagonista.
Hay mucho del Michael Mann de “Fuego contra fuego” en esta historia de venganza y enfrentamiento entre malos y buenos, pero Kusama no es Mann y su estilo narrativamente moroso sólo despega cuando las situaciones explotan en serio, lo que por suerte sucede cada tanto equilibrando una película que daba para mucho más, sin que por eso deje de tener muy buenas escenas, una excelente fotografía y, sobre todo, una sorprendente actuación de Nicole Kidman, que por momentos está casi irreconocible. Con todos sus altibajos, conviene aclarar que ningún fan del policial negro moderno debería dejar de darle una mirada a esta “Destroyer”.