Apoyada en una gran actuación de Nicole Kidman, "Destrucción" de Karyn Kusama, es un thriller dramático algo inconsistente en su progresión. Temporada de premios. Comienzan a correr los títulos que se la juegan el todo por el todo para lograr estar ahí, entre los anuncios de nominaciones y colocar la referencia en el afiche como gancho para el público interesado.
Se sabe, hay películas que están pensabas estratégicamente para ser consideradas por las academias e instituciones. "Destrucción", la nueva película de Karyn Kusama parece ser una de esas.
Claramente estamos frente a algo que pone todo su foco en un elemento, la actuación de su protagonista. Nicole Kidman tiene experiencia en esto. Digna de una belleza nata, es capaz de hacerse todo tipo de reformas, de cambiar no sólo su fisonomía, sino su andar y su actitud frente a las cámaras, para pasar de ser una trepadora mosquita muerta, una reina del cabaret, una ama de casa modélica de los suburbios, a Virginia Wolf.
En 2003, una de esas modificaciones, implante nasal de por medio (y más que nada), le valió la ansiada estatuilla del Oscar a la mejor actriz. En "Destrucción", Nicole vuelve a cambiar, es Erin Bell, una agente de la policía que en la primera escena ya la veremos hacer honor al título, está destruida. En la soleada Los Ángeles aparece un cadáver al costado de la autopista, con un curioso tatuaje en la nuca, y pocas pistas sobre el homicida.
En el lugar se hace presente Erin, que nada tiene que hacer ahí, está desafectada y claramente su aspecto y sus modos no son los mejores. Sin embargo, Erin se interesa de inmediato, hay algo en ese cuerpo que le hace pensar que el crimen se relaciona con un caso central en su vida.
Comienza a mover sus influencias, no siempre del modo más correcto, ni sus contactos más santos, para iniciar una investigación paralela. Mediante una serie de flashback, y viajes ida y vuelta al presente, iremos conociendo qué pasó con ella, siempre relacionado al caso en cuestión.
Sabremos que Erin participó en un operativo como agente encubierta, infiltrándose en una banda delictiva relacionada con el narcotráfico y los grandes robos. El resto, será mejor verlo en pantalla. Karin Kusama tiene experiencia en retratar estos personajes femeninos con un pasado a cuesta y que la pelean con más (Aeon Flux) o menos glamour (Girlfight), y que utilizan los cambios radicales como señal de lucha. Pero el guion de Phil Hay y Matt Manfredi falla a la hora mezclar el thriller con la vena dramática.
A diferencia de "Girlfight", la mejor obra de Kusama, "Destrucción" se siente contenida en cuanto a la sensibilidad de su tratamiento. Posee una pátina seca que la hace impenetrable, y distancia al espectador de la necesaria empatía con la protagonista. Ni siquiera genera una anti empatía, un rechazo que nos haga comprenderla; logra distancia.
Por otro lado, el thriller pierde fuerza por su estructura fragmentada que esconde una historia algo débil y ya vista en otras oportunidades. Sobre todo en un menospreciado film de los noventa, imposible de adelantar cuál es sin considerarse un spoiler.
Su duración que traspasa (apenas) las dos horas, se hace innecesariamente larga. Con una primera hora lenta, en la que es poco lo que sucede, y tampoco presenta demasiado a sus personajes más allá de su protagonista, a quien ya nos pintaron con la primera escena.
Sobre el final apura sus resoluciones, y presenta una sorpresa, o vuelta de rosca, que alguien más o menos avispado pudo adivinar a los pocos minutos de iniciado el asunto.
Hay una película interesante dentro de Destrucción, pero da la sensación que ni desde el guion, ni desde la puesta fría de la directora hacen demasiado para aportar lo necesario y llevar a buen puerto. Se puede decir que este film, es un festival de Nicole Kidman, ella se luce, y a diferencia de "Las horas", es más que una prótesis. Pero con eso no alcanza, el resto del elenco no la acompaña en nivel, y el sustento para contenerla apenas si estimula para terminar de verla.