Destroyer es una película que cuenta con una muy poderosa actuación de su protagonista, pero no mucho más que eso.
O sea, la historia es un rejunte de muchos policiales/thrillers que ya hemos visto y no nos sorprendemos en ningún momento.
Típico policial negro con un personaje que busca redención. Lo atípico es que aquí se trata de una mujer.
El laburo de Nicole Kidman es impresionante, no solo por su transformación física (ayudada de un excelente maquillaje y prótesis), sino también porque deja todo en el rol.
Como policía pasada de noche y alcohol, como mala madre y como pareja tras una venganza.
Es por ella que todo se hace más llevadero y quedás un poco atrapado.
La directora Karyn Kusama, de carrera bastante interesante con films tales como Jennifer’s Body (2009) y La invitación (2015), crea un buen clima, pero no logra ser original ni contundente en su narrativa.
Gran parte de la culpa es del guión, de los lugares comunes.
No hay mucho más que se pueda decir sobre este estreno. Ideal para ver una soberbia actuación, y listo.