Desde la imagen promocional del filme había algo del orden de la molestia que no podía definir. En principio, y no puedo justificar la razón, me acercaba mucho como idea a la genial, ya todo un clásico dentro de la historia del cine, “El Resplandor” (1980) de Stanley Kubrick. Después, luego de verlo en proyección, estas dudas se resuelven.
En “Detrás de las paredes” (“Dream house” en el original), el exitoso editor Will Atenton (Daniel Craig) deja su trabajo en Nueva York con un contrato fastuoso para escribir su primer libro. Por ello decide trasladarse con su esposa Libby (Rachel Weisz) y sus dos hijas a una preciosa casa en una pequeña ciudad de Nueva Inglaterra. Empiezan a acostumbrarse a su nueva vida cuando descubren que una madre y sus hijos fueron asesinados en esta casa. Todos los habitantes de la ciudad están convencidos de que el culpable es el único superviviente, el marido. Will decide investigar. En el medio aparece Ann Paterson (Naomi Watts), una vecina, amiga de la familia asesinada, que intentará ayudar a Will a resolver el misterio.
El director Jim Sheridan fluctúa entre lo magistral y lo extremadamente superfluo e impúber, habiendo filmado películas como “Mi Pie Izquierdo” (1989) o “En el Nombre del Padre” (1993), intercalando una remake de la maravillosa producción danesa “Hermanos” (2004) de Susanne Bier, dando casi vergüenza ajena por la destrucción de un texto mal copiado.
Ni antes ni ahora se puede decir que el filme este mal realizado, todo lo contrario, en su estructura de industria es casi perfecto. Desde el manejo de los tiempos, hasta el primer punto de quiebre, ese espacio temporal de presentación de los personajes, hasta la interrupción del conflicto, habiendo ya sugerido algunas pequeñas cosas, incluido el desenlace de la historia, pasando por un desarrollo, que con tal de justificar promulgan cualquier cosa que parezca o transforme verosímil al relato.
Es así que recurren, para darle coherencia al texto, a sueños, amnesias, enfermedades mentales tipo psicosis esquizofrénicas, o postraumáticas, como si fuesen lo mismo sin, al parecer, ningún tipo de asesoramiento.
El plus de la producción esta puesto casi exclusivamente en los interpretes, como si todavía funcionara, y de hecho sucede el star system, actores todos de renombre y con muy buenas performances, incluida esta incursión.
Hay un momento en que la película se torna previsible,
En definitiva, para pasar un buen rato, no le pida nada más porque no soporta más. No aburre, ya que tiene un giro narrativo que la vuelve a posicionar de buena manera frente al espectador, lastima que ese giro no este bien resuelto, por lo que no apunta a un tipo de análisis profundo, ni desde la historia, ni desde lo estético estructural, aunque, nobleza obliga, debo decir que los rubros técnicos, todos, especialmente la fotografía, arte, diseño de sonido, etc. son de factura impecable, aunque eso a esta altura de los acontecimientos ya no impresione.