Sólo buenas promesas y algún corte
Dirigido por Jim Sheridan y con los protagónicos de Daniel Craig, Raquel Weisz y Naomi Watts, el film naufraga en un mar de géneros.
Un editor literario exitoso renuncia a su trabajo para mudarse a la casa de sus sueños, lejos de la gran ciudad, y de esa forma pasar más tiempo con su familia y escribir su novela. Pero desde el preciso instante en que comienza esa nueva vida, surgen indicios de que en esa casa ha ocurrido un hecho violento, y que las víctimas del mismo posiblemente aún estén merodeando el lugar. Tanto uno que ha sobrevivido, como aquellos que han muerto. Él, su esposa y sus dos hijas comienzan a preocuparse por la historia de su hogar y sus anteriores propietarios. El relato apuesta a tres líneas simultáneamente: busca mantener el suspenso de una historia policial, el miedo de un film de fantasmas y la emoción de una película dramática. La combinación irá dándole a la historia diferentes giros, y aunque podrían algunos de estos ser sorprendentes para el espectador más distraído, lo cierto es que la torpeza en la exposición de ciertos personajes le quita cualquier interés por develar misterios, ya que es más que evidente todo lo que irá ocurriendo. Que un film sea previsible no es un defecto en sí mismo, una película puede tener muestras claras de lo que ocurrirá más adelante y esto, lejos de quitarle encanto, profundiza la empatía del espectador. Pero esto no ocurre aquí, ya que la película gana por momentos algo de vitalidad, pero escena tras escena va perdiendo en promedio todo su interés. Ni Daniel Craig, en una actuación brillante, ni Raquel Weisz, ni Naomi Watts que también demuestran oficio, pueden levantar la falta de rigor y coherencia de las escenas finales. Nos puede gustar más o menos la película, pero queda claro que hacia el desenlace ni el trabajo del director parece estar hecho con el mismo cuidado. Es triste que un director como Jim Sheridan, el mismo de Mi pie izquierdo y En el nombre del padre, no haya podido plasmar aquí su talento, y que haya quedado perdido en una película que promete mucho, pero no logra nada. Leyendo que Jim Sheridan, Daniel Craig y Raquel Weisz se negaron a promocionar el film, es de sospecharse que algún productor con mucho poder y poco criterio decidió darle el corte final al film. Quien quiera que haya mutilado y –seguramente debido a eso– arruinado Detrás de las paredes, debe saber esto: ¡Se nota que alguien metió mano! Si se contrata gente talentosa debería ser para respetar dicho talento. <