EL CINE Y LA VIDA
En los últimos minutos de Detrás de los anteojos blancos, documental sobre la obra de Lina Wertmuller, el crítico John Simon explica su desazón con la última etapa de la directora, ya lejos del esplendor de sus mejores títulos de los años 70 (Amor y anarquía, Mimi metalúrgico, Pascualino Sietebellezas). Simon, quien impusiera el nombre de la realizadora en los Estados Unidos, remata su testimonio de manera concluyente: “con las cuatro obras maestras que hizo ya resulta suficiente”
Sin que se acepte la frase en su totalidad, Simon no está tan alejado de la verdad. La obra de Wertmuller, despareja y con puntos muy altos y bajos, pertenece a la gran historia del cine italiano debido a la novedad que impondría su figura en una profesión ocupada solo por directores (Liliana Cavani, al respecto, continuaría la prédica poco tiempo después) y a determinadas temáticas relacionadas al sur de su país (nunca demasiado contemplado en imágenes) que auscultaban de manera feroz al machismo y a los tópicos más anquilosados de la sociedad.
El documental describe los inicios de la directora, su amistad con Fellini y Mastroianni, su opera prima I basilischi (1963) y la relación con el director de arte Enrico Job, su esposo y referente hasta su muerte. En ese primer segmento, el trabajo de Ruiz convoca a técnicos del cine italiano para rememorar esos años 60 en donde Wertmuller cambia la óptica de su film inicial para entrometerse en la comedia musical en dos películas con Rita Pavone como protagonista, quien también ofrece su testimonio.
El quiebre se produce con Mimí Metalúrgico y de allí hasta casi el final la voz principal se reparte entre la directora y su actor referencial, Giancarlo Giannini.
Sin embargo, como sucede en varios trabajos de este estilo que invocan a una obra extensa en el tiempo, y más aun, con el sujeto aun activo (Lina Wertmuller acaba de cumplir 90 años) los testimonios se acumulan y no suman demasiado interés, entre ellos, los de Rutger Hauer, Sophia Loren, Harvey Keitel y Nastajssa Kinski al referirse a Amor, muerte, tarantela y vino, Camorra y En una noche de claro de luna, otros films de la cineasta ya posteriores a su período más representativo.
Queda la voz ronca de Giannini, entonces, piloteando el documental, los aportes de la misma directora, el recuerdo por el pasado que no vuelve y las anécdotas sobre ella narradas por otros.
También queda su estilo desaforado y excesivo, con marca de autor, que resplandece en las imágenes de Insólito destino y en sus clásicos de los 70, con Pascualino Sietebellezas y Amor y anarquía como obras maestras.
Ah, me olvidaba, también opina Martin Scorsese sobre la obra de Lina Wertmuller. No me animo a arriesgar un número pero estimo que se trata de la vigésima aparición del director como invitado adonde se lo ve aludiendo a un referente del cine o de la música en esta clase de documentales celebratorios. Inquieto como siempre, con la cinefilia en la piel, las palabras de Scorsese sobre la directora italiana tampoco se ubican entre lo más recordable del trabajo de Ruiz. Pero, obviamente, viniendo de Scorsese, todo es palabra santa….
DETRÁS DE LOS ANTEOJOS BLANCOS
Dietro gli occhiali bianchi. Italia, 2015.
Dirección: Valerio Ruiz. Testimonios: Giancarlo Giannini, Martin Scorsese, Sophia Loren, Harvey Keitel, Mariangela Melato, Nastajssa Kinski, Rutger Hauer, John Simon. Duración: 112 minutos.