Hay personajes del mundo del cine que merecen un homenaje. Muchas películas en los últimos tiempos han recuperado para nuevas generaciones a figuras que de otra manera permanecerían en el olvido.
Sin dudas Valerio Ruiz tenía en mente esta idea de poner nuevamente en la agenda a un emblmea del cine italiano cuando imaginó “Detrás de los Anteojos” (2015), una película potente sobre una mujer fuerte.
El documental de Ruiz sobre la mítica realizadora Lina Wertmüller; no sólo nos trae a la primera mujer en el mundo en recibir una nominación al Oscar como Mejor Directora por su obra maestra “Pasqualino Settebellezze”, en 1975, sino que nos acerca una reflexiva historia.
La decisión de hacerlo a partir del racconto y del relato en primera persona de la propia Wertmüller, permiten que “Detrás de los Anteojos” fluya naturalmente, con la incorporación de la misma, además, a los escenarios en los que rodó sus ya clásicos filmes.
Durante casi dos horas, la primera mucho más digresiva y pausada, y luego una segunda instancia mucho más acelerada, Ruiz acompaña a la directora y a cada uno de aquellos personajes que formaron parte de su historia, para poder reconstruir, casi arqueológicamente, la memoria visual de una mujer que supo que en el tomar riesgo estaba la verdadera esencia de su actividad.
Para el caso, y por citar sólo un ejemplo, Wertmüller rememora aquello que quería obtener de Sofia Loren, “yo quería que esas gaviotas que tenía alrededor de su rostro desaparezcan, quería obtener un templo griego de su cara”, y contrastando esas palabras, o ilustrándolas, el rostro de Loren impávido en fotografías de algunas de sus colaboraciones.
Wertmüller recorre su carrera con anécdotas, desde la más divertida, que cuenta cómo fue que se la terminó institucioanlizando como la mujer de los anteojos blancos, a las palabras de asistentes, actores, productores, críticos, que memorizaron sus trabajos y su acercamiento a ella.
Ruiz arma primero una puesta en escena plagada de lámparas o veladores vitró, algo que fascina a la directora, y luego ese motivo lo reitera en los sets en los que realizó cada una de las varias entrevistas de los invitados que convocó.
Loren, Martin Scorsese, Harvey Keitel, Giancarlo Giannini, no solo darán su testimonio, sino que se apasionarán por los comentarios que viertan sobre la directora y su obra. Cada uno pensará en el trabajo mirando hacia atrás con amor, de una época liberadora del cine italiano en la que se permitía que una mujer pueda configurar un estilo propio, justamente, más allá de su sexo.
Pero Lina Wertmüller también hablará de amor, de Nino Rota (tuvimos una historia de amor muy feliz, como la de los cuentos, afirma), del cine, del paso del tiempo, de la muerte y de su perdurabilidad eterna en la pantalla.
Personaje entrañable, Ruiz la deja hablar y la acompaña, la lleva a recorrer cada uno de los escenarios en los que ella filmó sus filmes, en los que reflexionará y seguirá soñando en celuloide, a pesar que sienta que su ocaso está pronto por llegar.