Mucho más que una invasión de marcianos
Hay un detalle que convierte a esta secuela de "Día de la independencia" en una película más interesante que la original: no sólo es una película de invasión de marcianos, sino una historia de una realidad paralela que describe cómo evolucionó nuestro planeta a partir de un cambio tan drástico como el de ser casi aniquilado por unos malísimos aliens en plena era Clinton, el 4 de julio de 1996.
Había una contundencia en la primera parte del primer film que ahora casi se pierde y es cuando los marcianos prácticamente aniquilan todo el planeta, con imágenes impresionantes de autos volando por las explosiones y los rayos. Sin embargo esta secuela también tiene su parte apocalíptica ("les gusta destruir lugares emblemáticos", dice Liam Hemsworth mientras ve cómo hacen trizas el puente de Londres) aunque resta un poco de impacto que las principales víctimas se encuentren en una ciudadela en la superficie lunar.
Claro, luego de dominar parte de la tecnología marciana veinte años atrás, la humanidad logró naves que se mueven contra la gravedad y hasta empezó la conquista del espacio. Pero, obviamente, los extraterrestres tienen más secretos que los que dejaron en la Tierra la otra vez, y ahora contraatacan con una nave madre mucho más grande, al punto de que adentro tiene un verdadero ecosistema.
Para luchar contra las marcianos vuelven dos viejos héroes: el científico Jeff Goldblum y el ahora expresidente de los Estados Unidos, Bill Pullman, en una actuación excelente, mucho mejor que la de la otra película que igual que otros que tuvieron encuentros demasiado cercanos con la mente de los aliens viven una existencia perturbada y sienten cosas que el resto de la gente no percibe. Todo esto es muy dramático, pero por supuesto el director Emmerich mete chistes tontos en medio de cualquier masacre. Por suerte lo hace con mejor sentido del humor y más tino que en el original.
"Día de la Independencia- Contraataque" es una sólida y vertiginosa película épica de ciencia ficción. Las dos horas de proyección pasan volando, y el entretenimiento está más que asegurado.
Ni hablar de las asombrosas batallas aéreas en un 3D realmente muy bien utilizado, o de imágenes totalmente surrealistas, como el clímax con una reina alien gigante persiguiendo un micro escolar por el desierto de Nevada.