Hace veinte años Día de la Independencia se convertía en uno de los éxitos de taquilla más grandes y sorpresivos de todos los tiempos.
La superproducción dirigida por Roland Emmerich se había centrado en una campaña publicitaria enigmática, no demasiado masiva, que escondía más de lo que mostraba. Sin embargo, arrasó con todo lo que le puso adelante, y terminó de reimponer la moda del cine catástrofe, convirtiendo a su realizador en un fijo para este tipo de productos.
En conmemoración de la fecha, y tras muchas vueltas, cancelaciones y resurgimientos, por fin podemos ver una secuela de aquel film que planteaba un fuerte ataque alienígena a nuestro planeta.
Veinte años pasaron también en la historia, el mundo se encuentra en paz y las naciones han progresado en el uso de la tecnología proveniente de aquel ataque.
Sin embargo, parece ser una calma aparente. Continúan las investigaciones y desde las bases militares parecen estar preparándose constantemente para un posible regreso.
La alerta se activa cuando varios de los que estuvieron en contacto con los extraterrestres comienzan a tener extraños sueños, dibujan símbolos crípticos, o despiertan intempestivamente del coma en el que se encontraban.
Por otro lado, el alien sobreviviente que mantienen en cautiverio pasó de la inactividad a una furia incontrolable.
Lo que sigue es lo esperable, mientras se suceden los festejos por el aniversario del triunfo humano, un nuevo ataque comienza, descubrir el por qué será una de las patas que plantea el argumento.
Más centrada en el ambiente militar que la primera entrega, es una oportunidad para encontrarnos con varios de los personajes conocidos.
Sabremos qué fue de David (Jeff Goldblum), el Dr. Okun (Brent Spinner), Julius (Judd Hirsch), Jasmine (Vivica A. Fox), El General Grey (Robert Loggia), Dylan (Jessie T. Usher), Patty (Maika Monroe), y por supuesto el (ahora ex) Presicdente Withmore (Bill Pullman).
A estos se les suman el héroe de la aviación interpretado por Liam Hemsworth, el General de William Fichtner, la Presidente a cargo de Sela Ward, y una investigadora interpretada por Charlotte Gainsbourg, entre otros varios.
Entre tantos personajes, Emmerich repite la fórmula original, poner el foco en las personas antes que en los aliens; siendo esto un arma de doble filo.
A lo largo de su carrera el realizador de El día después de mañana a demostrado no ser un gran constructor de climas dramáticos. Cada vez que los personajes tienen que expresar emociones profundas, el film flaquea, perdiendo gran parte de su potencia.
Lo suyo es el elemento bombástico, el apetito por la destrucción con algo más de coherencia que su par Michael Bay (que esta vez parece haberle prestado el ruido a metal y circuitos eléctricos). En este sentido, mostrar escenas con humanos “no combatiendo”, ayuda a relajar la situación sin que resulte confuso o agotador; sus dos horas exactas de duración suceden realmente rápido.
Otra característica fundamental del cine de Emmerich, su extremo amor hacia los EE.UU., transformándolo en el extranjero (es alemán) con más films patrióticos a cuesta, que hizo que Día de la Independencia se ganase varios detractores; aquí parece haber encontrado un tono adecuado.
Al igual que decíamos hace algunas semanas con el estreno de Londres Bajo Fuego, el mensaje es tan obvio, tan poco disimulado, tan obsecuente y ofensivo, que no queda más que no tomárselo en serio; y el propio film parece realmente tomárselo así.
Por momentos IDR (estas son las nuevas siglas) parece una parodia de ID4 (las famosas siglas originales), como si nos quisieran decir que lo que nos metieron en el primer episodio no era tan grave, que debíamos relajarnos y verlo como un entretenimiento.
Este humor deliberado se extiende más allá del patriotismo absurdo e impregna varias escenas que terminan por ser lo mejor de la propuesta, haciéndola realmente disfrutable.
En cuanto al encanto visual, el 3D colabora en determinadas escenas, pero no hay mucho que no hayamos visto antes, sin embargo, en las dosis en que es entregado se nota que estamos frente a una mano experta en la materia.
Día de la Independencia Contraataque es un festejo del primer film, una película para fanáticos, y también con la suficiente amplitud para un posible público joven que no vio la primera entrega – aunque muchísimos de los mejores guiños no los podrían disfrutar –.
Queda en el debe algo más de foco sobre los civiles – relegado únicamente al personaje de Judd Hirsch en compañía de Joey King –, una mayor estabilidad en el balance del drama, y quizás una entrega mayor hacia la inverosimilitud del estilo clase B como pudimos ver en la similar Jurassic World, nada grave.
Entretenida, ligera y divertida, esta IDR, es también una reivindicación al cine de los noventa, en el que los personajes importaban, con gama etaria amplia, en donde los comic relief eran especialistas en la materia, y en el que la catástrofe era un regalo visual puntual que se hacía esperar. No todo es igual a antes, pero se nota el intento por querer emularlo.