Encuentros (demasiado) cercanos
Tuvimos veinte años para prepararnos. La señales estaban ahí. El regreso era inminente. Desde su estreno en 1996, Día de la Independencia amagaba con una secuela que siempre estuvo al borde de la realización pero, según su director, nunca apareció el guión indicado. En esas dos décadas el mundo cambió y también lo hizo el cine. Al momento de su estreno, la película de Roland Emmerich fue revolucionaria y elevó la vara para todas las superproducciones que vinieron después. Spielberg dijo que Día de la Independencia sería la película más imitada incluso hasta treinta años después de su estreno y no se equivocó. La destrucción de ciudades a gran escala con invasiones de todo tipo se multiplicó en el cine pochoclero de forma exponencial, e incluso Emmerich regresó en varias oportunidades a “demostrar como se hace” con resultados bastante satisfactorios como fueron El Día Después de Mañana y 2012.
Si bien en Día de la Independencia había muchos elementos de acción y ciencia ficción, predominaba el cine catástrofe. El gran atractivo era ver a las ciudades de Los Ángeles o Nueva York sucumbir ante el poder de las armas alienigenes de destrucción masiva, o ver a La Casa Blanca volar por los aires. Emmerich lo sabía e incluso gran parte de la promoción se hizo al rededor de esas pocas imágenes. Pero como dijimos, los tiempos cambiaron. Hoy todos los años tenemos una película donde alguna ciudad mundo es reducida a polvo, y si Día de la Independencia: Contraataque quiere sobresalir tendrá que buscar otra manera.
Así como pasó con las sagas de Rocky y Star Wars con Creed y Episodio VII, y se intentó vanamente con Duro de Matar, está secuela de Día de la Independencia funciona no sólo como una continuación, tambien como un paso de antorcha a una generación más joven. Aunque cuenta con el regreso de algunos viejos conocidos como Jeff Goldblum, Bill Pullman y Brent Spiner, y todos ellos tienen su espacio para lucirse, la columna vertebral de esta historia reside en los personajes de Liam Hemsworth, Jessie T. Usher y Maika Monroe. Un cambio que si bien la acerca más a aquellas sagas apuntadas a los jóvenes adultos (hoy por hoy la demografía favorita de Hollywood), le da también algo de aire fresco a la historia y le permite sentar las bases para potenciales continuaciones.
Día de la Independencia: Contraataque es una expansión del universo creado para la primera película, que nunca se había explorado en más allá de un puñado de escenas. Fueron veinte años en que la humanidad tuvo a su alcance toda la tecnología dejada atrás por los extraterrestres, así como también algún que otro ejemplar vivo, y naturalmente tuvimos la oportunidad de aprender mucho sobre ellos. La mitología de los alien se trabaja más a fondo y, aunque la acción y la destrucción está a la orden del día, es la ciencia ficción el género que predomina en esta historia. Más allá de algún que otro bache en el guión, diálogos donde se pone en evidencia el tipo del público al que apunta, y situaciones de patriotismo extremo que difícilmente nos tomarán por sorpresa, Día de la Independencia: Contraataque es el típico blockbuster al que nos tiene acostumbrados Roland Emmerich. Esto quiere decir que a pesar de todos sus falencias argumentales, hay un criterio y buen ojo a la hora de poner la cámara y filmar una invasión extraterrestre a gran escala.
Conclusión
Hay algo de cambio de rumbo en Día de la Independencia: Contraataque y me hace imaginar que no todos estarán contentos con el camino que decidió tomar Emmerich. Sin embargo, funciona a la hora de mantener viva una película que hace veinte años viene siendo imitada, y que inevitablemente necesitaba reinventarse de alguna manera para sobrevivir.