La exterminación de una secuela
En "Día de la Independencia: Contraataque" los aliens regresan veinte años después de la invasión con mayor tecnología para acabar con el planeta. Desde el inicio todo va cuesta abajo y uno se cuestiona si en verdad no merecemos el apocalipsis por este tipo de filmes y por pagar la entrada para verlos.
Olvidemos por un momento la valoración que tienen los yanquis del resto del mundo, al que siempre salvan. Tratemos de sacar esa subestimación, basada en su propia soberbia de ser el mejor lugar del universo. Ahora bien, evitando esos ¿prejuicios?, la incertidumbre sobre cómo harían esta segunda parte, en la que el país del norte vuelve a defendernos de la invasión alienígena, no dura más que los primeros quince minutos del filme, con los peores resultados.
Tras los hechos padecidos en 1996, la primera vez que los extraterrestres quisieron exterminar la humanidad, los líderes del mundo crearon un programa espacial de defensa, en caso de un nuevo ataque, y con la ayuda de los restos encontrados aquella vez se evolucionó mucho en materia tecnológica. Lo cierto es que con base estratégica en la Luna, y telescopios controlando prácticamente todo el sistema solar, nadie vio que una nave desconocida se acercara y sólo cuando estuvo frente a las narices de quienes estaban a cargo se tomó una decisión, la de atacar. Desde el inicio todo va cuesta abajo y uno se cuestiona si en verdad no merecemos el apocalipsis por este tipo de filmes y por pagar la entrada para verlos.
Dinero al cuete
La grandilocuencia tomará la sala con ovnis de 5.000 km de diámetro -pero que por algún motivo no hacen explotar la Tierra al pasar la atmósfera- extraterrestres inmensos pero bastante inocentes (conquistaron miles de planetas pero sus errores en la invasión son de un infante) y demás efectos especiales que ni siquiera son sobresalientes. En lo que resta del filme, veremos al hijo del capitán Miller (que fue interpretado por Will Smith en la primera parte), Dylan (Jessie T. Usher), y la hija del ex presidente Whitmore, Patricia (Maika Monroe), quienes tomarán las enseñanzas de sus padres y participarán activamente en el conflicto con sus conocimientos militares. La joven es novia del valiente Jake Morrison (Liam Hemsworth), que como héroe no convence, al menos en películas que no sean de target adolescente. Whitmore (Bill Pullman) también será de la partida, pero con una enfermedad senil o algo similar, que nunca es determinado, volverá a la acción como también el ingeniero ecologista David Levinson (Jeff Goldblum). Entre las pésimas actuaciones y diálogos del largometraje, Pullman y Goldblum son lo único rescatable, aunque tampoco podría hablarse de algo invaluable. Escenas que ya vimos, dudosos gags, que uno no entiende si se ríen de sí mismos o no, conforman más una parodia de la primera parte que una continuación. Que lluevan ideas originales en Hollywood urgentemente, porque la repetición de fórmula no estaría arrojando como resultado un éxito asegurado.