Invitación al paseo
Si tiene usted la fortuna de tener un amor, entonces pase el día de San Valentín junto a él en lugar de perder dos horas en un cine viendo este bodrio. Si no tiene con quien pasar el día de los enamorados, entonces aproveche el tiempo para encontrarlo.
La cuestión es que el rejunte de estrellas y estrellados que propone este filme del veterano Garry Marshall está lejos de promover el amor y sí muy cerca de provocar reacciones contrarias. Los actores lucen como si estuvieran en algún aviso de jabón y el contexto es el abominable día de San Valentín que festejan los yankis y que, aculturización mediante, se intenta imponer en estas latitudes, como sucede con el incomprensible Halloween.
Sólo para ñoños incurables que no pueden reprimirse hasta que salga en dvd.