Carrera contra la muerte
Día del atentado intenta contar una historia de heroísmo colectivo luego del ataque durante el Maratón de Boston en 2013, pero el resultado es torpe.
El 15 de abril del año 2013 fueron detonadas dos bombas caseras entre la muchedumbre que miraba el Maratón de Boston. Tres personas murieron y hubo varios heridos graves. Día del atentado cuenta esa historia intentando poner el acento en el héroe colectivo, en la solidaridad de la ciudad hacia las víctimas y en el trabajo en equipo para dar con los culpables, pero la ambición choca contra un guión desordenado, que hace aparecer y desaparecer personajes desprolijamente, y que termina deshilachando lo que había arrancado como un buen thriller.
Si bien la película es bastante coral porque tiene la intención de, como dije antes, homenajear al héroe colectivo, los guionistas pusieron un héroe inventado: se trata del sargento Tonny Saunders (Mark Wahlberg), que va a funcionar como el representante de todos los policías que fueron vitoreados en Boston luego del arresto del terrorista sobreviviente. El prólogo nos introduce a Saunders y al resto de los personajes, ellos sí reales: el sargento Jeffrey Pugliese, el estudiante chino del MIT Dun Meng, el matrimonio de Jessica Kensky y Patrick Downes, el oficial Sean Collier, los hermanos Dzhokhar y Tamerlan Tsarnaev y Katherine Russell, la mujer de Tamerlan.
En muchos casos, no sabremos casi hasta el final cuál es el papel que van a jugar en la historia. Tomemos como ejemplo el caso de Dun Meng. Un tímido joven chino que se anima a invitar a salir a una chica. Sus escenas no tienen nada que ver con el conflicto central y aparecen esporádicamente construyendo una mini-trama paralela. Después cumplirá un papel importante, pero hasta ese momento su presencia solo genera confusión y fastidio.
De todas maneras, la primera mitad de la película se parece bastante a un capítulo de Homeland o de 24. El momento del atentado y las escenas posteriores, cuando entra en escena el agente del FBI Richard DesLauriers (Kevin Bacon) están contadas con agilidad y la cosa parece que puede funcionar si uno no se pone muy exigente. La típica rivalidad entre la policía local y el FBI, el hallazgo de un policía raso observando videos, la desesperación de los sobrevivientes, todo funciona muy bien.
Pero después empiezan a entrar esos personajes que parecían desubicados y que están para ilustrar la tesis final de la película: que fue la ciudad de Boston la que venció a la maldad terrorista. No está mal la idea, pero el modo en que se la lleva a cabo es chapucero y torpe. Y por si no bastara ver a J.K. Simmons fumando un cigarrito y patrullando las calles de Watertown sin ningún motivo aparente hasta que casi al final hace su gracia, tenemos que ser testigos de un epílogo demasiado largo con leyendas explicativas, escenas documentales, fotos y dedicatorias.
Está muy bien buscar la emoción y el patriotismo, más cuando se cuenta una historia real de emoción y patriotismo. Pero no es tan fácil reflejar en una película el heroísmo de toda una ciudad. No es casual que los mejores momentos de Día del atentado sean aquellos que se parecen más a una serie de ficción que a la realidad.