Día del atentado: retratar el alma de una ciudad
Basada en los hechos reales del atentado en la maratón de Boston de 2013 y la investigación y persecución de los terroristas responsables, Día del atentado es una película con grietas, quiebres, desniveles notorios, y está lejos de ser el mejor exponente del director Peter Berg. Sin embargo, aun este caso, el realizador logra algo así como una pintura del alma de una ciudad, un retrato colectivo para nada descartable.
Hay que tener en cuenta que la película anterior del director fue la muy buena Horizonte profundo, también basada en un caso real y con un elenco no sólo notable, sino además noble. Pero si en esa película había una bienvenida concisión narrativa y líneas que hacían sistema en cuanto al crecimiento de la tensión, aquí -al haber más personajes y al decidirse por una construcción menos arquetípica- se llega a más de dos horas de relato con potencia intermitente.
Aún con las objeciones planteadas, Berg sigue haciendo un cine que no es el típico de la línea de tanques de Hollywood: aquí no hay espectacularidad vacía -el momento del atentado es afortunadamente sobrio- y hay confianza en la carga emocional clásica en la gestualidad de los actores, desde los trabajadores Wahlberg y Monaghan hasta la garantía del aplomo de Goodman y Simmons. Y, además, tenemos la confirmación de que Kevin Bacon es uno de los mejores, uno de los que entendió el arte de Clint Eastwood como actor: no fue casualidad que haya sido el mejor en Río Místico.